Malcolm X, el conocido activista radical en la defensa de los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos, y tristemente muerto contra su voluntad, entendió que había llegado el momento de alzar la voz contra lo que era una flagrante dejación de funciones del Gobierno de la nación, por lo que emitió su propio grito de guerra: “¡The time is now!”.
Tenía razón Malcolm X al plantear a la sociedad que el tiempo de buscar soluciones es ahora, y lo hizo para cerrar las bocas de aquellos que, instalados en el más puro racismo, clamaban a los cuatro vientos que todavía no había llegado el momento para que los negros americanos vivieran en igualdad de condiciones con los blancos. Al repasar las imágenes del líder negro en el momento en que dijo esta frase por primera vez, uno no puede evitar mirar sus ojos, la seriedad de su rostro y la fuerza con que transmitía un sentimiento de rabia mezclado con la impotencia que provoca la lucha en una causa tan surrealista como imposible.
Han pasado muchos años desde que sus palabras dejaron sentado que, si hay que luchar por algo, ahora es el momento, no después. Allí, en la primera nación del mundo, la evolución hacia la normalización de la sociedad ha ido progresando desde entonces hasta llegar el punto en que, a pesar del racismo subyacente, incluso el propio presidente es también afroamericano.
Los gritos de guerra de personas que dejaron huella en la Historia suelen ser por su trascendencia de utilidad pública, es por eso que yo ahora, en nombre de la causa africana, me apropio de lo dicho por Malcolm X para gritar bien alto que el tiempo de actuar es ahora, que ahora es el momento de decir basta y comenzar a dar soluciones a una masacre que se está dando en la peor de las circunstancias, la de ser ignorada a conciencia por quienes tienen en su mano resolverla.
No tengo más remedio que revelarme ante quienes encuentran todo tipo de excusas para no hacer nada y, especialmente, contra aquellos que simplemente no quieren darse por enterados de que, si dejas que millones de personas mueran por nada, tal vez algún día la vida te pase factura. ¿Para cuando entendemos que vamos a ser algo más que solidarios con nuestros hermanos africanos? ¿Tal vez en el futuro cuando nos recuperemos de la crisis? ¿O resultará mejor si los dejamos abandonados a su suerte y cada uno en su casa y Dios en la de todos? En cualquier caso ya podemos ir comprando una buena libreta en la que apuntar el debe y haber de la cuenta de la vida en la que a nosotros, por pura casualidad, no por méritos propios, nos ha tocado el papel de banqueros y a los africanos el de simples números.
Todo esto que escribo parece pura retórica que pasará desapercibida si no hago nada por evitarlo, por eso cada día me pongo manos a la obra y hablo con unos y otros intentando hacer que comprendan. A veces la gente me mira como si fuera el típico pesado que no sabe hablar de otra cosa pero, ¿acaso alguien tendría otro tema si alguno de sus seres más queridos estuviera en peligro de muerte y su salvación dependiera de la comprensión y colaboración de los demás? Por supuesto, soy consciente de que entre los miles de africanos que mueren cada día sin que fuera su hora no se encuentra mi familia más directa, pero me pregunto, ¿es un inconveniente para ayudar el hecho de que por quien me movilice ni sea de mi familia ni tenga mi mismo color de piel?
De verdad, creo que todo esto es una locura. Pero ya no es sólo una locura saber que cada pocos segundos muere un niño de hambre o de enfermedades fácilmente curables, sino que la locura, la verdadera locura, radica en nosotros mismo, en nuestra inacción recalcitrante, en nuestro silencio insultante, en nuestra forma de vivir y dejar morir. Si lees esto quiere decir que tienes algún tipo de interés en buscar en el fondo de tu alma, por eso te pido, por favor, que repases tus valores vitales y medites un instante sobre si tu tiempo de actuar es ahora o prefieres seguir ignorando la realidad. En tus manos está hacer algo, sin importar tu edad, ni si tienes dinero, sólo hace falta que quieras gritar bien alto, aunque no sepas inglés ¡¡¡The time is now!!! Ahora actúa en consecuencia.