La compañía Global Star Registry, visible en la red en http://www.globalstarregistry.com (al final de la página web se encuentra un enlace en castellano), desarrolla un modelo de negocio de lo más original, se dedica a vender certificados en los que queda reflejado el nombre que el cliente ha querido poner a una determinada estrella. Es decir, esta empresa permite que, cuando miremos al cielo, sepamos que uno de esos puntitos luminosos que se aprecian en la inmensidad del Universo lleva nuestro nombre y ahora ha pasado a llamarse Estrella Paquita de la constelación Carlitos.
En su página web, en la sección de preguntas y respuestas, se puede leer textualmente: “¿Mi estrella será mía exclusivamente? Por completo. Los nombres de las estrellas serán archivados y registrados solo una vez. El nombre de la estrella se archivará en la Bóveda de Inscripciones y se anotará en un libro inscrito en las oficinas de la propiedad intelectual de los Estados Unidos de América”. Como es fácil deducir con la respuesta de la empresa, una vez tengamos el certificado podemos estar seguros de que, digan lo que digan los demás (como canta Raphael), esa estrella es nuestra y solo nuestra.
Sin embargo otra pregunta curiosa dice así: “¿Será utilizado por los astrónomos el nombre de mi estrella? No. Los científicos utilizan coordenadas astronómicas para identificar y ubicar las estrellas. No es posible poseer realmente un objeto estelar, pues nadie [o todo el mundo, según sea su punto de vista sobre el tema,] tiene derecho de propiedad sobre ellos. Las estrellas son, en esencia, enormes esferas de gas incandescente situadas a billones de kilómetros de nosotros, ¡así que el derecho de propiedad sobre ellas no resulta viable en ningún caso!”. Esta otra respuesta de la empresa nos deja definitivamente tocados, si es que nuestra verdadera intención era apropiarnos de una estrella por una módica cantidad de dinero, porque ya nos hacen ver que el que crea que compra una estrella es medio tonto.
Dependiendo del “Kit Estelar” la compra de una estrella nos puede costar entre 73 y 135 euros, pero si compramos “grandes cantidades” afirman que nos pueden hacer un buen descuento, con lo que si tenemos algunos ahorros hasta podemos llegar a sentirnos los amos del Universo.
Desde luego, no cabe ninguna duda de que la idea de “vender estrellas” es buena desde un punto de vista comercial, porque lo que nos plantea en realidad es que compremos algo que, cuanto menos, resulta curioso. Además, ¿cuántas veces uno ha comprado cosas por capricho que después no resultaron tener ninguna utilidad y ni tan siquiera nos gustaban? Seguro que nuestra casa, y nuestras vidas, están llenas de objetos curiosos pero inútiles, de momentos y acciones interesantes pero estériles, por lo que tampoco pasa nada del otro mundo (bueno, del otro mundo sí es porque se trata de estrellas) por comprar una estrella, o incluso el “Kit Estelar Par de Estrellas” por 135 euros, que incluye lo mismo que el “Kit Estelar” básico pero por duplicado.
Llegados a este punto algunos de vosotros podréis pensar que el que compra una estrella, cuando la propia empresa le advierte que “no resulta viable en ningún caso”, debe tener algún problema mental, por lo que será mejor que, los que creen tener los pies en la Tierra, decidan comprar algo más concreto, como por ejemplo una parcela en la Luna, o en Marte, o tal vez en Venus. Y así lo está haciendo desde hace tiempo con relativo éxito la empresa Agente Lunar, http://www.agentelunar.com , que nos ofrece la posibilidad de ser propietarios de nuestro propio trozo de Luna, con certificado de registro y todo, por una módica cantidad, tan módica como 33 euros de nada por el paquete básico, lo que nos da acceso a nada más y nada menos que a la propiedad de 1.000 metros cuadrados de suelo lunar. Si necesitamos más espacio, por un pequeño esfuerzo de 66 euros obtendremos la propiedad de 4.000metros cuadrados, además de 1 copia del autógrafo de Neil Armstrong (el primer humano en la luna), lo que hace más valiosa la compra dependiendo del valor que le queramos dar a las copias de autógrafos. Y si nos desmelenamos del todo y decidimos invertir a lo grande, por 99 euros, lo que cuesta el Paquete Lujo, seremos propietarios de una parcela lunar de 10.000metros cuadrados, nos darán también una copia del autógrafo del astronauta y, ni más ni menos, que un trozo de meteorito venido del espacio.
Naturalmente, como toda buena empresa que se precie, al menos de las que se dedican a vender la Luna, también nos ofrecen la posibilidad del paquete de lujo 3x2, con lo que por 198 euros conseguiremos tres porciones de terreno lunar por el precio de dos o, como la propia empresa sugiere, uno puede tener su parcela en la Luna y mandar a la suegra a Marte.
No debe ser tampoco mala cosa esta de vender parcelas fuera de la Tierra, incluso creo que yo mismo voy a montar una empresa que se dedique a vender humo por si pica alguien. Mientras tanto, mientras nos comemos el coco en decidir la próxima estupidez en que nos vamos a gastar el dinero, mucho más cerca que la Luna, o que Marte, o que Venus, y por supuesto mucho más cerca que las estrellas que desde ahora pueden llevar nuestro nombre, se encuentra el continente africano. Suelo decir a todo el mundo que África existe porque yo mismo la he visto, pero a veces es bastante difícil convencer a cualquiera de esa realidad, porque lo cierto es que preferimos seguir mirando a las estrellas y embobarnos con la majestuosidad de la Luna llena antes que darnos cuenta de lo que hay a nuestro lado y lo que podemos hacer al respecto.
Recuerdo que los medios de comunicación dieron bastante cobertura a todo esto de la compra de estrellas y parcelas lunares, y lo hacían de una manera simpática, como encantados de informar de una idea tan absurda como comercial. Pero no consigo recordar que, a continuación, nadie mencionara nuestra tremenda estupidez pseudo humana por darnos a semejantes acciones cuando, las mismas organizaciones que supuestamente sostienen los vendedores de estrellas, como por ejemplo Médicos sin Fronteras, nos dicen que con cantidades mucho más pequeñas de lo que cuesta el “Kit Básico” podríamos salvar no sé cuántas vidas.
Éste es el primer artículo de mi blog africano. No pretendo ser cordial ni caerle bien a nadie, más bien todo lo contrario, si como periodista ya se supone que soy un canalla, como periodista militante solidario aspiro a ser mucho más que eso, un mercenario de la comunicación al servicio de los que no tienen para comprar parcelas en la Luna, ni tan siquiera tienen fuerza para sostener su cabeza el tiempo suficiente como para contemplar las estrellas.