tag:blogger.com,1999:blog-54082797171095292822024-03-05T21:09:25.480-08:00Cosas de ÁfricaBlog del periodista Javier Bleda para el Movimiento El Safari de la VidaJavier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comBlogger23125tag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-45856673775211448412017-02-04T13:34:00.000-08:002017-02-05T02:35:09.002-08:00Unas bragas valen más que mil palabras<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por <b>Javier Bleda </b></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-weight: bold;"><br /></span></div>
<b></b><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhU21xBBAK38cuqRNGlKX5OiUN73TQFE2d-yTV_vTgoQbzJk1DaVpOt1Vp6twv0_TnMRxS5Sp0IDX4VDlpUQLuR25MF3nU9I423XRpIKpXCmWgQV7jY1D3mzT0MOHdX8kcaOUKEaO4QjwoF/s1600/FOTO+BRAGAS+EVA+BRAUN.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: justify;"><img border="0" height="111" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhU21xBBAK38cuqRNGlKX5OiUN73TQFE2d-yTV_vTgoQbzJk1DaVpOt1Vp6twv0_TnMRxS5Sp0IDX4VDlpUQLuR25MF3nU9I423XRpIKpXCmWgQV7jY1D3mzT0MOHdX8kcaOUKEaO4QjwoF/s200/FOTO+BRAGAS+EVA+BRAUN.jpg" width="200" /></a></b></div>
<b>
</b><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Como ya es público y notorio, unas presuntas bragas de Eva
Braun, la esposa de Adolf Hitler, han sido subastadas en Inglaterra para mayor
gloria de los compradores de fetiches. Los organizadores de la subasta las
valoraron de partida entre 300 y 450 libras, pero el precio final alcanzó las
2.900 (3.300 euros), lo cual resulta cuando menos curioso puesto que también se
subastaron otros objetos de la misma señora, como por ejemplo un anillo de oro,
que alcanzó las 1.250 libras; y una cajita de plata grabada con las mismas
iniciales que las bragas, “EB”, conteniendo su pintalabios rojo, por 360
libras, es decir, el valor añadido del morbo superó al de las reliquias orfebres.
La encargada de la subasta, Sophie Jones, de la casa Philip Serrell, puntualizó
que la mayoría de los lotes ofrecidos, incluida la ropa interior, iban
acompañados de certificados de autenticidad y, esto es lo mejor, añadía que «La
prenda interior tiene signos de uso pero no hay agujeros y están muy limpias a
pesar de los signos de desgaste».</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Desde luego es de agradecer que ya que se pagan tres mil y
pico euros por unas bragas al menos estén limpias, aunque no sé muy bien de
dónde, además de la manga, pueden sacarse el certificado de autenticidad de
unas bragas con setenta y tantos años de historia como para saber que son las
de Eva Braun y no, por ejemplo, las de Erika Bauer, que no tengo ni idea de
quién podría haber sido por aquél entonces, pero desde luego tendría igualmente
todo el derecho del mundo a grabar las iniciales de su nombre en sus propias bragas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En este contexto, el del precio pagado por unas bragas donde
lo único auténtico es que son bragas y que su diseño se adecúa a los años
cuarenta, es en el que quiero centrar, una vez más, el debate sobre lo simbólico
y lo real, sobre lo superfluo y aquello que debería ser, suponiendo que sea
verdad que nos consideramos humanos y no se trate simplemente de una banal
pretensión antropológica de estar por casa. No es que quiera plantear, ni mucho
menos, que pagar más de tres mil euros por unas bragas usadas “limpias” sea
ninguna exageración, yo mismo hace veintialgún años pagué alrededor de cinco
mil pesetas (de las de entonces, como dirían los viejos) por unas bragas que,
según la vendedora, eran muy bonitas, pero sin duda un precio exagerado para lo
que yo pensaba que iban a durar puestas en la mujer a la que quería
regalárselas; además, el planeta está lleno de infinidad de subastas
paradójicas, como lo fue la del manuscrito de la sinfonía “Resurección”, de
Gustav Mahler, por el que la casa Sotheby's en Londres consiguió superar los
cinco millones de euros. Sin embargo sí considero procedente una reflexión al
respecto de mi planteamiento anterior, el de que sea verdad que somos humanos y
que, en principio, se supone que deberíamos preocuparnos por otros humanos a
partir de tener nuestras necesidades básicas cubiertas. Tal vez sea
cuestionable esto de saber definir cuáles son exactamente estas necesidades
básicas, puesto que puede haber quien diga que poseer las presuntas bragas de
la mujer de Hitler sea fundamental para su existencia, pero entiendo que un
razonamiento básico, razonable y serio sobre dichas necesidades básicas, nos
lleva a comprender perfectamente que tenemos por costumbre rodearnos de objetos
tan fundamentados en el marketing de quien nos los ha vendido como, a veces,
absolutamente inútiles y sobrevalorados.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En mi ya dilatada experiencia africana he encontrado de
todo, gente que vive fenomenal y que no tiene nada que envidiar a los más ricos
entre los ricos; gente que prioriza disponer del último modelo de móvil por
encima de otras necesidades; gente culta y preparada y gente radicalmente
analfabeta; gente que vive bien y gente que vive menos bien; gente que quiere
que se hable de África más allá de los estereotipos (con razón), y gente que no
entiende por qué esos estereotipos siguen sobreviviendo en un mundo globalizado.
Pero también he encontrado, y sigo encontrando, gente que no tiene ni idea de
lo que va a comer el día de hoy, ya que pensar en la comida de mañana sería
hacerlo en un futuro inasumible a tan largo plazo; gente que no sabe cómo hacer
para que alguno de sus múltiples hijos, nacidos en la creencia de que son un
regalo de Dios, alcance a sobrevivir un día más; gente a la que beber agua
limpia le extrañaría tanto que llegarían a pensar si el momento no sería un espejismo
ilusorio; gente que muere por nada y otros que les dejan morir por ese nada;
gente que deambula con sus hijos en brazos sin saber si están vivos o muertos;
gente que no sueña con el más allá del primer mundo porque el mundo en el que
viven, ya sin posibilidad de catalogación numérica, les impide el conocimiento
de la existencia de otros mundos que no sea el próximo paso que sean capaces de
dar. Y esto es así, lo mejor y lo peor de África, en tiempos en los que unas
bragas viejas, o un puñado de notas musicales garabateadas, valen infinitamente
más que muchas vidas. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La sinfonía "Resurrección", estrenada casualmente
en Berlín en 1895, el mismo lugar donde fueron encontradas las bragas de EB, aborda,
también casualmente, temas universales de la vida y la muerte. Originalmente,
el manuscrito fue cedido por la viuda de Mahler, Alma (bonito nombre para el
debate planteado), y pasados los años acabó en manos del empresario y
economista estadounidense Gilbert Kaplan, quien igualmente de manera casual
nació en 1941, año arriba o abajo de la fecha original de uso de las bragas de
la señora de Hitler, y que quedó tan impactado por la pieza después de
escucharla en el Carnegie Hall de Nueva York en 1965, que al salir de la sala
manifestó que lo hacía como "una persona distinta". Tampoco me
considero yo capaz de validar qué puede hacer a alguien sentirse una persona
distinta, eso va mucho con el interior de cada cual y el nombre de la mujer de
Mahler; si acaso, podría afirmar con rotundidad que todo lo que he visto sí me
ha hecho una persona distinta, pero con la diferencia de que la música sonaba
más a réquiem que a resurrección. Al final lo único que me queda claro, desgraciadamente,
es que unas bragas valen más que mil palabras.</div>
Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-24108609811823235602013-09-15T13:10:00.000-07:002013-09-15T13:10:58.031-07:00Del hambre en África al caos de los sentimientos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjffBMrSwWm-XeI9lzT4WP_b8Sl-BOnHY_CGk3wOe8C8ZAaX2pPdJbg8cn4dYgM3ZwTp2bJEsoAgcoD6QxsS4nGLSVw8XPzoayoS9jYgs8OHAOZUN-yBVF6n8lDLAHd8jm8bJqsIj4g1_Ir/s1600/hambre+10.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjffBMrSwWm-XeI9lzT4WP_b8Sl-BOnHY_CGk3wOe8C8ZAaX2pPdJbg8cn4dYgM3ZwTp2bJEsoAgcoD6QxsS4nGLSVw8XPzoayoS9jYgs8OHAOZUN-yBVF6n8lDLAHd8jm8bJqsIj4g1_Ir/s1600/hambre+10.jpg" height="115" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por Javier Bleda</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todos estamos acostumbrados a las
noticias sobre los problemas alimentarios en África, y tanta es la costumbre
que ya casi ni nos inmutamos cuando nos hablan de ello. Esto, que a simple
vista no parece más que un simple reflejo provocado por la redundancia
ocasional informativa sobre el tema, en realidad es algo que va mucho más allá,
puesto que afecta a la capacidad comprensiva de nuestro ser humanos y revela
implicaciones antropológicas que casan más con la supervivencia individual que
con la protección de la propia especie.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Que una gran parte de los
africanos pasen hambre de manera reiterada no parece ser problema de nadie, y
que muchos de ellos mueran de pura inanición no mejora las tasas de interés por
ello, más bien al contrario, parece que nos hace mirar para otro lado por lo
desagradable del hecho. Queda más emotivo, por ejemplo, llorar a un muerto en
atentado, o en un gran accidente, que hacerlo por los que lo hacen por goteo de
manera constante.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora bien, siendo cierto que
aceptamos el hecho del hambre africano en lo cotidiano y lo damos por un
problema lejano, no es menos cierto que existen vías insultantemente fáciles para
aportar soluciones en estado práctico a las hambrunas, tanto a las que traen
muerte inmediata como a las responsables de la malnutrición, causante de una
muerte lejana a cámara lenta. Estas vías no son otras que promover la
producción masiva de alimentos básicos en el continente negro para ir eliminando,
de entrada, la necesidad de importarlos de países lejanos. Sin embargo, esto
que parece tan sencillo, en la práctica se topa de bruces con políticas locales
que premian la producción de biocombustibles donde debería crecer alimento. Se
topa también con la manipulación de los precios internacionales de dichos
alimentos básicos, lo que impide a las familias acceder a ellos en mínimas
condiciones de supervivencia. Los fertilizantes para obtener mejores y más
seguras cosechas adquieren igualmente precios abusivos a la hora de
importarlos. Las ayudas de instituciones internacionales para el fomento y
apoyo a la agricultura se pierden por el camino un año tras otro, y a pesar de
ello se siguen entregando a los Gobiernos para su gestión. Los ríos de caudales
increíbles que atraviesan África riegan simplemente sus riberas y por
inundación, no existen políticas de regadío inteligente y aprovechamiento de
los recursos hídricos que permitan hacer del riego una parte fundamental de la
producción alimentaria, y de paso solucionar el problema de la sed, que no es
menor que el alimentario. Por si fuera poco, los desastres naturales arrasan
todo lo que se encuentran en el camino, aunque a un nivel infinitamente
inferior al resultante de la unión entre corrupción, intereses creados e
inutilidad manifiesta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No seré yo el primero, ni tampoco
el último, que piense que todo esto se debe a una cruenta conspiración para
evitar el aumento incontrolado de la población y que, en lugar de repartir
cultura como antídoto de urgencia, lo que se reparta es muerte en forma de
manipulación de mercados y malas gestiones. Y si esto no es así, si nada raro
se esconde tras la aceptación voluntaria y consciente del sufrimiento eterno de
cientos de millones de personas, entonces, y solo entonces, es que los
conceptos de la vida fallan de manera estrepitosa acercándonos peligrosamente a
lo que podríamos llamar caos de los sentimientos. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
África se encuentra en un
evidente proceso de despegue a todos los niveles, hay millones de jóvenes bien
preparados y una especie de clase media está surgiendo en todos los países que
conforman el continente, incluso en los más pobres. Hay una parte de África que
ya no es lo que era y en la que podemos fijarnos como estructura capaz de
aportar enormes posibilidades de negocio. Pero otra parte de África, la que
sufre los embates del hambre, permanece inamovible desde tiempo inmemorial y
tiene todo el aspecto de seguir así hasta que una de las dos opciones posibles
se apodere de la situación, esto es, que la manipulación de los mercados acabe
con los que no se pueden permitir el lujo de jugar a la ruleta rusa por un
puñado de arroz o, por otra parte, que dejemos de creer que no podemos hacer
nada y entendamos que hay cosas que no se pueden dejar para otro día, o para
otro año, porque tal vez dentro de un rato ya sea demasiado tarde. </div>
Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-49638689006917353742013-09-01T11:43:00.002-07:002013-09-01T11:45:00.068-07:00La corbata de John Lennon<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_ZJJr-m_dx04ByaKZo8GgiMl2o_yMnHsYTqNG2jRPNzELv9An1oMpAYMo6Jxy2O0kX9Jo0G73tSZvvm0AfD6BS_X3QG1h89gZW5-Chnk3vqA-UibJRwJzWrxORLFdiwHSDJXk87h08ov9/s1600/subastas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="145" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_ZJJr-m_dx04ByaKZo8GgiMl2o_yMnHsYTqNG2jRPNzELv9An1oMpAYMo6Jxy2O0kX9Jo0G73tSZvvm0AfD6BS_X3QG1h89gZW5-Chnk3vqA-UibJRwJzWrxORLFdiwHSDJXk87h08ov9/s200/subastas.jpg" width="200" /></a></div>
<h3>
Por Javier Bleda</h3>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El nombre del grupo británico The
Beatles hace ya mucho tiempo que pasó a formar parte de la historia de la música,
y con ellos la ciudad de Liverpool que los vio nacer. De entre sus componentes
hubo uno, John Lennon, que con el paso de los años destacó por su posicionamiento
claramente antimilitarista, reclamando constantemente una paz tan utópica como
imposible. Y tan imposible fue que resultó ser una bala de las que se usan para
matar personas, de esas balas contra las que él tanto luchaba, la que le quitó
la vida en una esquina cualquiera de un lugar cualquiera.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando pronto se cumplirá el 33
aniversario de su asesinato, hay una pequeña noticia que ha dado la vuelta al
mundo en gran parte de los medios de comunicación, como si verdaderamente fuera
algo importante para la existencia de <st1:personname productid="la Humanidad" w:st="on">la Humanidad</st1:personname>, o incluso para la memoria de John
Lennon: Una corbata que perteneció al cantante ha sido vendida por 5.000 dólares.
Al parecer, Joyce McWillians, la vendedora y una implacable seguidora del grupo
ya en sus comienzos, había recibido dicha corbata de las manos del propio Lennon
en 1962 tras un concierto en The Cavern. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hasta aquí todo es normal, quien
tiene algo que pueda resultar valioso para otra persona está en todo su derecho
a venderlo y sacar provecho de ello. Pero el asunto no es cuestionar aquí el
libre comercio, sino intentar dilucidar cómo es posible que podamos pagar
verdaderas barbaridades por objetos meramente simbólicos y, sin embargo, nos
cueste tanto tener en mente la tremenda desgracia de millones de personas en África,
para muchas de las cuales el valor de venta de esa corbata habría significado
la diferencia entre la vida y la muerte.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por supuesto que no es cuestión
de caer en tópicos ni demagogias al uso, ni tampoco procede criminalizar a
quien comercia, porque entonces todos seríamos criminales, pero la triste
realidad es que nos hemos acostumbrado a ver noticias de este tipo, e incluso con
cifras infinitamente mayores, tanto como también nos hemos acostumbrado a que,
cada cierto tiempo, los informativos dediquen unos minutos a las hambrunas
africanas. Las noticias de subastas o compra ventas exóticas llaman nuestra
atención por las cifras manejadas y por el valor intrínseco que alguien ha
debido ver en lo comprado para no dudar en ofrecer lo que haga falta, es como
que lo anormal en lo monetario despierta en nosotros una suerte de fantasía que
nos hace jugar con nuestros sueños, tal vez demasiado ligados al dinero.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Desde luego en África las
oportunidades de negocio son cada día más evidentes, y así lo están constatando
empresas y empresarios de todo el mundo, que no han tenido dudas en lanzarse a
la conquista del continente negro habida cuenta de que el presente de sus
negocios, en los continentes blancos, y en los amarillos, es todavía mucho más
negro. Ahora bien, que África sea tierra de provisión no quita para que en ella
existan millones de personas que no tienen necesidad de pensar en su futuro,
porque ser conscientes del presente ya es una carga difícil de llevar. Gente
para la cual mantener un hijo con vida día tras día es una misión imposible, y
para la que también es más que complicado verlos morir sin poder hacer
absolutamente nada por ellos, a veces ni tan siquiera darles el último sorbo de
agua. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Demagogia, pura demagogia, clamarían
muchos al querer hacerles ver lo que, sin poder ser, es. Y así, entre los que
clamasen en voz alta para no ver lo evidente, y los que sin levantar la voz, ni
tan siquiera la mirada, no clamasen pero asintiendo les dieran la razón por
omisión, llegaríamos a un punto de no retorno en el que una parte de <st1:personname productid="la Humanidad" w:st="on">la Humanidad</st1:personname> ignora a la
otra. En ello estamos, en la ignorancia por dejación de los menos favorecidos,
de aquellos que han tenido la desgracia de nacer en las tierras más ricas del
planeta y, a pesar de ello, ser eminentemente pobres. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Que alguien venda por un puñado
de dólares una de las muchas corbatas que a buen seguro tuvo John Lennon no
tiene más importancia. Que el hecho de la venta de la corbata sea noticia de
alcance mundial sí la tiene. Y la tiene especialmente porque ayer murió Ibou,
hoy ha muerto Afia y Fowsia parece ser que apenas llegará a mañana, ninguno de
los tres, ni el niño ni las dos niñas, superan los dos años. A buen seguro, su
muerte, por causas que podrían haberse resuelto por el valor de una de las puntas
de la corbata vendida, no va a aparecer en ningún medio, ni siquiera tal vez se
enteren en su propio poblado porque los lugareños anden enterrando o llorando a
los suyos por causas similares. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John Lennon se posicionó contra
la guerra, pero no ha habido ninguna guerra, ni tan siquiera si unimos las que
han asolado los pueblos durante toda la historia humana, que se cobre tantas víctimas
como la guerra de la indiferencia. La próxima vez que sepa de una noticia
similar a la de la corbata, por favor, asómbrese por ella, es normal, pero no
olvide dedicar tres segundos a pensar en los que sufren, porque cada tres
segundos es la media de tiempo que muere un menor en África sin ni siquiera
haberse podido enterar del valor que muchos le damos a las corbatas.</div>
Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-74305651285505245932013-08-05T02:34:00.003-07:002013-08-05T02:35:59.796-07:00Sufren<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMEU5ImqjWUzIqvut6IeB2vsXRgJk0sbAzTBMx6cd38ret67dWTc1tqlM-OA_oWd71m_fRTrbwJaAuIk1Q5AjH0hnSIRKkLFMkAwLV1x_x24ybJz6PxSBZeQTgzSfU5cKLQ8ktCGpwY0sl/s1600/hambre+3_opt.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMEU5ImqjWUzIqvut6IeB2vsXRgJk0sbAzTBMx6cd38ret67dWTc1tqlM-OA_oWd71m_fRTrbwJaAuIk1Q5AjH0hnSIRKkLFMkAwLV1x_x24ybJz6PxSBZeQTgzSfU5cKLQ8ktCGpwY0sl/s1600/hambre+3_opt.JPG" height="133" width="200" /></a></div>
<h3>
Por Javier Bleda</h3>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Alguien me envió un correo con la
siguiente historia y me gustaría compartirla para que la conclusión llegue a
aquellos rincones más ocultos del corazón de aquellos que quieran leerla:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“Hace mucho tiempo, el hijo de un
rey de Persia fue criado con el hijo del gran visir y su amistad se hizo
legendaria. Cuando el príncipe accedió al trono, le dijo a su amigo:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Por favor, mientras yo me
dedico a los asuntos del reino, escribe para mí la historia de los hombres y
del mundo, a fin de que extraiga las enseñanzas necesarias y sepa cómo es
conveniente actuar.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El amigo del rey consultó a los
historiadores más celebres, a los estudiosos más eruditos y a los sabios más
respetados. Al cabo de cinco años se presentó muy orgulloso en palacio:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Señor, aquí tenéis treinta y
seis volúmenes en los que se relata toda la historia del mundo, desde la
creación hasta nuestro advenimiento. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¡Treinta y seis volúmenes!
-exclamó el rey-. ¿Como voy a tener tiempo de leerlos? Tengo muchas cosas que
hacer para administrar mi reino y ocuparme de las doscientas reinas de mi
palacio. Por favor, amigo, resume la historia. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Dos años después, el amigo
regresó a palacio con diez volúmenes. Pero el rey estaba en guerra contra el
monarca vecino y tuvo que ir a buscarlo a la cima de una montaña, en el
desierto, desde donde dirigía la batalla.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- La suerte de nuestro reino está
en juego. ¿De dónde quieres que saque tiempo para leer diez volúmenes? Abrevia
más la historia de los hombres.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El hijo del visir se fue de nuevo
y trabajó tres años para elaborar un volumen que ofreciera una visión correcta
de lo esencial. El rey estaba ocupado ahora legislando.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Tienes mucha suerte de disponer
de tiempo para escribir tranquilamente. Mientras tanto, yo debo escribir sobre
los impuestos y su recaudación. Tráeme la décima parte de páginas y dedicaré
una velada a leerlas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Así se hizo, dos años más tarde.
Pero cuando el amigo regresó con sesenta páginas, encontró al rey en cama,
agonizando como consecuencia de una grave congestión. El amigo tampoco era
joven ya; las arrugas surcaban su rostro, aureolado de cabellos blancos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿Y bien?- murmuró el rey entre
la vida y la muerte-. ¿Cuál es la historia de los hombres?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Su amigo lo miró largamente y, en
vista de que el soberano iba a expirar, le dijo:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Sufren, señor”.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Parece mentira que una sola
palabra pueda contener en sí misma la máxima expresión de la realidad de la
historia de los hombres: Sufren. Desde que el primate pasó a ser humano, o
desde que el animal evolucionó a menos animal, o tal vez desde que aquél
microorganismo primigenio inicial recorriera un largo camino hasta llegar a
nuestros días, sea como fuera, lo cierto es que la historia de los hombres ha
estado y continúa estando llena de sufrimiento, no hemos sabido cambiar eso y,
al menos desde mi consideración, lo que hemos hecho ha sido incrementar nuestro
sufrimiento sin mejorar paralelamente nuestra capacidad para soportarlo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cierto es que hemos hecho cosas
grandiosas que ni tan siquiera hace unos cuantos años podrían haberse
imaginado, hemos dado enormes saltos cualitativos en nuestra carrera sin
límites hacia una tecnología imperante, lo cual nos ha llevado a mejorar la
calidad de vida de una parte de la población, alargar nuestras esperanzas de un
periodo vital más largo, descubrir nuestro mundo y hasta atrevernos a explorar
otros. Todo ello nos ha ofrecido una mejora constante, una disminución parcial
del sufrimiento para algunos, un creer que somos dueños de nuestro propio
destino, pero en realidad, a pesar de las inequívocas mejoras, no hemos sabido
hacer que la humanidad abandone la senda del sufrimiento autoinflingido, el de
las guerras, el odio, ese que hace de la diferencia barrera y no asimilación. Y
lo peor, no hemos sabido acabar con el peor de los sufrimientos, el sufrimiento
por dejación, ese que nos hace ignorar a los que sufren simplemente por estar
vivos, por haber nacido tal vez en el lugar equivocado, y es ese sufrimiento
ignorado el que debería hacernos reflexionar sobre la auténtica esencia de
nuestra propia existencia y si verdaderamente podemos llamarnos humanos cuando
no conocemos el sentido de tener humanidad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mirar al futuro con esperanza es
algo que hacemos a menudo, y si en alguna ocasión tenemos un momento bajo
bastará con que nos compremos un libro de autoayuda para creernos que la ley de
la atracción puede ofrecernos todo aquello que siempre hemos deseado. Pero hay
otros, la mayoría, que no miran el futuro porque bastante tienen con sobrevivir
al presente, que no tienen momentos bajos porque no saben lo que son los
momentos altos, y que no pueden tener bien abiertos los ojos en busca de
oportunidades porque las moscas de la miseria amenazan con la oportunidad que
ya tienen de estar vivos hoy, mañana ya se verá.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-size: 12pt;">Que la mayor parte de los habitantes del planeta
sufran desconsoladamente no los hace de menos, sino que demuestra que los que
no sufrimos ni una milésima parte de lo que sufren ellos no sabemos ubicarnos
en este mundo que nos ha tocado vivir. Creemos que avanzar en políticas donde
la mayoría parece tener la razón es lo correcto, pero sin embargo no escuchamos
a esa otra mayoría silenciosa que ya no grita por no tener fuerzas. Sufrir es
malo, ciertamente, pero dejar que otros padezcan sufrimiento extremo alegando
que no podemos hacer nada es pero que malo, es una vileza. Miremos en nuestro
interior y demos lo mejor de nosotros mismos, es muy posible que alguien diga
que somos unos inocentes y que nuestro pequeño esfuerzo no signifique nada, y
tal vez tenga razón, pero bastará tener la certeza de que un solo día hemos
conseguido aliviar el sufrimiento de alguien para saber que ese es el camino
correcto. </span>Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-75069888428768322422013-07-22T01:13:00.002-07:002013-07-22T01:13:46.232-07:00Perra vida <h3>
Por Javier Bleda</h3>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu6x2HXSg3szHvX74tDKKqG41Mp5vKdyRcz30uDDkXnbgECSXO5NBDYDAZU06txTjRKtt5GqMVvnDkHwr43gZhNnIVasWBlkm-Yo8VY3tZP8eMs2tUDyCmTvmqT3oPfbQxyka7crMVUL7Z/s1600/tiny+dog+hotel.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu6x2HXSg3szHvX74tDKKqG41Mp5vKdyRcz30uDDkXnbgECSXO5NBDYDAZU06txTjRKtt5GqMVvnDkHwr43gZhNnIVasWBlkm-Yo8VY3tZP8eMs2tUDyCmTvmqT3oPfbQxyka7crMVUL7Z/s1600/tiny+dog+hotel.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En temporada de vacaciones de
verano siempre son noticia los avisos a la ciudadanía para no dejar sus perros
abandonados, por ello televisiones y periódicos se esmeran en hacer reportajes
de residencias caninas donde poder alojar la mascota durante el viaje. No deja
de resultar curioso que precisamente este año, 2013, en plena crisis económica
y con una bolsa de parados que roza los límites de la pre revolución, los reportajes
sobre hoteles caninos se centren en establecimientos de lujo, y más
concretamente en el Tiny Dog Hotel de Marbella.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En este hotel parece que no
admiten perros con un peso superior a 8 kilos, en las instalaciones no hay
jaulas, tienen supervisión de cuidadores las 24 horas del día en grupos
reducidos, dan largos paseos por la playa, disponen de gimnasio, masajes
relajantes para el estrés provocado por la ausencia del dueño, camas especiales
y menús gourmet. Todo ello por un precio básico de 20 euros al día, salvo que
se soliciten extras para que el pobre perrito no sufra durante los días que
está fuera de casa.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esto está bien, no hay nada malo
en ello, tal vez lo que debamos es aplaudir a los propietarios del
establecimiento por haber sabido encontrar un segmento de mercado que está ahí
y que les sirve para ganar dinero. Por supuesto, tampoco pretendo criminalizar
a los propietarios de los perros que los alojan allí, a fin de cuentas un perro
es uno más de la familia. Además, por cada perro que acude a un hotel de lujo
hay miles que son abandonados y que, con mucha suerte, tal vez acaben en un
albergue con un futuro nada prometedor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No es cuestión de hacer demagogia
fácil con esto de los perros alojados en hoteles de lujo, pero sí quisiera
hacer un llamamiento a la reflexión sobre aquellos que, sin importar si son
tiempos de crisis o no, sin importar si es temporada de vacaciones o no, sufren
los rigores del hambre y la sed, de las enfermedades y los rigores climáticos,
del abandono y la pobreza extrema, y sobre todo del olvido y la dejación por
parte del resto de <st1:personname productid="la Humanidad." w:st="on">la
Humanidad.</st1:personname> </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Podría estar escribiendo sobre
esto cada día, cada mes, cada año, cada eternidad, pero difícilmente se
conseguiría con ello cambiar una realidad tan dolorosa que ya dura desde que el
ser humano es a la par inhumano. ¿Cómo es posible que no pensemos en los miles
de millones de personas que cada día tienen que mirar a la vida de frente y a
la muerte de reojo? Se quejan las organizaciones no gubernamentales que con la
crisis las ayudas están sufriendo enormes recortes desde hace ya varios años,
eso es una realidad incuestionable, pero, ¿y antes de la crisis? ¿y antes de
las otras crisis? Para combatir la pobreza extrema no podemos centrarnos
únicamente en los dineros ni en los flujos económicos que van y vienen. Hay que
ir mucho más allá alcanzando un cambio global de mentalidad que nos lleve a
preguntarnos si es lícito dejar que la gente muera por nada, por no tener unas
monedas para pagar una mínima asistencia médica, por no tener acceso a la
comida y el agua, por no ser considerados ciudadanos de primera, ni de segunda,
ni siquiera de tercera, simplemente no ser considerados. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mientras no reconozcamos que la
mayor parte de <st1:personname productid="la Humanidad" w:st="on">la Humanidad</st1:personname>
está viviendo al límite seguiremos equivocándonos, continuaremos por un camino
que únicamente nos puede llevar al colapso. No es cuestión de dejar de atender
a los perros, sino que de una vez por todas empecemos a pensar en los que
tienen una perra vida.</div>
Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-81133435372868331142010-03-03T02:03:00.000-08:002013-07-22T01:23:20.537-07:00Culpa africana en Haití<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTzUjFwikkiCcLzr_itR1YFlqOdfkwhTOa_DkffNeI5jC0pIS2Y_aZrN-n1oaC7aTB2fkBdsmzHpsrU-PWpfwOlseoBPqB-DECjcxNXSgHZ9E67BYAmWBRZCOFF8D0qGjL_oaPIGk4t8GI/s1600/haiti.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTzUjFwikkiCcLzr_itR1YFlqOdfkwhTOa_DkffNeI5jC0pIS2Y_aZrN-n1oaC7aTB2fkBdsmzHpsrU-PWpfwOlseoBPqB-DECjcxNXSgHZ9E67BYAmWBRZCOFF8D0qGjL_oaPIGk4t8GI/s320/haiti.jpg" width="193" /></a></div>
Decía el cónsul de Haití en Brasil, con poca fortuna, que la culpa de lo ocurrido en su país venía dada por los africanos, que son ellos los que han traído la desgracia a Haití, con sus historias de vudú y sus malas prácticas (supongo que se refería el señor cónsul al sector de la construcción). El caso es que, según él, esto del terremoto haitiano ha debido ser una especie de castigo divino sobrevenido por un dios castigador, el cual no ha debido ver con buenos ojos el que en un país de tradición católica los haitianos se den a prácticas cercanas al demonio. Evidentemente, la otra parte de la crítica, la de las malas prácticas constructivas relacionadas con el falso concepto de que los africanos no saben nada y lo que hacen lo hacen mal, no creo que influya en la decisión del dios consular de arrasar todo un país, aunque tal vez podríamos dejarlo en el apartado de efectos colaterales.<br />
<br />
Este que escribo es un blog eminentemente africano, de ahí que se denomine Cosas de África, sin embargo ha sido el cónsul de Haití en Brasil el que me ha dado patente de corso, al maldecir a los africanos haitianos, para ampliar mi radio de acción al país caribeño, algo así como una ampliación geográfica del continente negro. Claro, que, puestos en ese plan, igualmente podríamos incluir en este blog a los Estados Unidos, con su presidente africano a la cabeza, y a tantos otros países cuya población, ahora autóctona, antes fue importada con certificado de esclavitud a lugares que nada tenían que ver con ellos, ni tampoco con su cultura. De ahí que ahora resulte poco menos que grosera e insultantemente ridículo que este señor de la diplomacia, pero tan poco diplomático, venga a acusar a los traídos contra su voluntad de querer recuperar y mantener sus esencias ancestrales.<br />
<br />
Pero con todo, lo que más me preocupa no es que un imbécil presuntamente licenciado pueda traer a colación fuera de lugar las capacidades innatas de los africanos para ser perseguidos por la mala suerte, sino que, apenas pasados dos meses desde que ocurrió la tragedia de Haití, ya los medios de comunicación apenas dedican espacio a recordarnos el día a día que millones de personas siguen sufriendo después de perderlo absolutamente todo. Hemos llegado a un punto en el que cientos de miles de muertos no son nada, y tampoco lo son millones que aspiran a ser muertos en vida. Tal vez sea la crisis, la famosa crisis, la que nos impide ver más allá de nuestro impulso primario inicial de ayudar justo después del terremoto. Ahora ya parece que es tiempo de atender otras cosas más de nuestro día a día, de lo que tenemos más cercano y, si acaso, de criticar de cuando en cuando que a saber lo que se va a hacer con todo el dinero recaudado y que si aquello ahora sí que va a ser una merienda de negros, y de blancos, que a fin de cuenta son los que gestionan los fondos.<br />
<br />
En vista de todo esto, de que hemos asistido a una de las más grandes tragedias naturales de nuestra historia, y no tanto por los muertos, sino porque ha sido destruido un país y todas sus instituciones, es por lo que he decidido marcharme a vivir a Haití, para no perderme la posibilidad de ser testigo de la impotencia ante la insistente y fría dejadez de la especie humana. Me voy a Haití para dejar constancia de cosas buenas y malas, pero también para sentirme cerca de los africanos que defiendo y que ahora son culpados por ser ellos mismos.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-8034866944756101972010-02-08T10:50:00.000-08:002013-07-22T01:17:22.547-07:00El hombre que retrocede<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLhaG5r7sHYq_aryGQSk5GceKPME0jhDfx-W5-EzrzIesKp3nVz7Zy1qtN54eGOAhC361rUlFe4gAgTe_hEzZ46HVVodFVuQ6RzFucLweyn1heMvcOABJwiILSyPcUkaVQ4MK51jv23YOj/s1600/el+hombre+que+marcha.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLhaG5r7sHYq_aryGQSk5GceKPME0jhDfx-W5-EzrzIesKp3nVz7Zy1qtN54eGOAhC361rUlFe4gAgTe_hEzZ46HVVodFVuQ6RzFucLweyn1heMvcOABJwiILSyPcUkaVQ4MK51jv23YOj/s320/el+hombre+que+marcha.jpg" width="231" /></a></div>
Impresionante, la escultura de bronce 'L’homme qui marche I', del artista suizo Alberto Giacometti, ha sido subastada, a pesar de la crisis, por la escalofriante cifra de 74,34 millones de euros, consiguiendo al parecer el record mundial de una obra de arte. Un comprador no identificado ha pujado con otros diez más por esta pieza, la cual acabó siendo vendida en tan sólo ocho minutos.<br />
<br />
No tengo más remedio que identificarme por muy diferentes motivos con el comprador y con la propia escultura en sí. Con el primero porque puedo llegar a imaginar las horas que va a pasar contemplando al caminante, el cual parece presto a llegar donde haga falta, tal y como ha hecho su nuevo propietario al pujar hasta extremos inconcebibles. Y con la escultura me identifico porque fue forjada en 1961, mi año de nacimiento, aunque es de justicia reconocer que el bronce se cotiza más que la piel de periodista canalla. Dudo mucho que nadie diera un euro por mi vida, o como mucho, y ya que se ha sentado precedente en pagar a secuestradores, el Gobierno español tal vez podría pagar algo por mí en caso de secuestro internacional, pero no por mi liberación, sino porque se quedasen conmigo, que no es lo mismo. <br />
<br />
Hace unos años caminaba con el Rastro de Madrid con un buen amigo nigeriano que acababa de llegar a España para hacer unas compras. Como no parábamos de encontrar antigüedades por todas partes mi amigo me preguntó: "¿Por qué se venden aquí las cosas viejas?". Ante una pregunta tan natural, y más después de que él viera los precios de algunas de ellas, intenté explicarle la diferencia entre lo antiguo y lo viejo, pero no me sirvió de mucho, para mi amigo aquella exposición de trastos viejos con precios por las nubes era inimaginable llevada a su contexto nigeriano en el que unos 140 millones de almas luchan por salir adelante cada día.<br />
<br />
Recientemente, hace tal vez uno o dos años, me acordé de mi amigo nigeriano cuando una emisora de televisión quiso poner a prueba la propia concepción del arte moderno. Así, sin más, no se les ocurrió otra cosa que ir a una guardería y dejarles a los niños y niñas que se embadurnasen con pintura de manos para que hicieran lo que quisieran con un lienzo que les había entregado la periodista. Los pequeños, naturalmente, se lo pasaron pipa y pintaron el cuadro más auténtico de toda la historia de la Humanidad, una obra que bien se podría haber llamado “Inocencia en estado puro”. Posteriormente el equipo de televisión (no recuerdo qué canal era), introdujo a hurtadillas el lienzo pintado por los niños en Arco, la famosa exposición internacional de arte contemporáneo. Una vez allí, y en secreto, le pusieron un marco al lienzo y lo colgaron a la vista del público. A partir de ahí el reportaje adquirió dimensiones verdaderamente surrealistas, como mucho del arte que allí se exponía. Tanto público como críticos de arte valoraron el cuadro, sin saber de dónde venía, como una obra de alta calidad pictórica y de un valor económico considerable, aunque lo mejor era cuando alguno de ellos se atrevía a adentrarse en los insondables misterios del alma del artista intentando explicarnos lo que había querido transmitirnos al pintar aquello, y es que la gente es capaz de decir estupideces de calibre superior cuando tiene una cámara de televisión delante.<br />
<br />
No entro a valorar la obra de Giacometti porque ni me corresponde ni entiendo. Si acaso, si alguien me preguntara si me gusta, le diría que me parece un bodrio, y más habiendo conocido artistas africanos que trabajan sin medios de ningún tipo y en condiciones infrahumanas, y que sin embargo son capaces de hacer esculturas que te dejan pensativo en lo tocante a las infinitas posibilidades de la destreza humana mezclada con la imaginación. Eso sí, por la escultura del suizo se pelean por ver quién puja más alto, mientras el autor se debe estar partiendo de risa desde su tumba, pero por la escultura del africano el turista blanco lo que hace es todo lo contrario, regatea para ver si es capaz de sacar el trabajo de una semana intensiva del escultor por el miserable precio de un café.<br />
<br />
Pero, con todo y con eso, que me guste o deje de gustarme una escultura, independientemente de si está hecha con bronce o con latas de refrescos, no tiene ninguna trascendencia. Hay mujeres a las que yo les he gustado y nadie las ha insultado por ello, ni tampoco las han acusado de tener el gusto echado a perder. Pero lo que sí es brutalmente llamativo es que se paguen setenta y cuatro millones de euros, ciento cuatro millones en la moneda de Obama, por un simple trozo de bronce, y que quien lo haya hecho no sea consciente de lo que se podría llegar a conseguir con ese dinero en África de haber sido destinado a la ayuda al desarrollo. Con los precios que se manejan en África, por el precio pagado por la escultura de marras (perdón, de Giacometti), se podrían haber construido unas 12.000 viviendas sociales de 80 metros cuadrados y solucionar el problema de alrededor de 84.000 personas que viven donde pueden, o bien 30 hospitales equipados, o más de 500 orfanatos, o veinte mil pozos de agua, o lo que es más grave, se podrían haber alimentado a 250.000 niños en estado de desnutrición durante todo un año para salvarlos de una muerte segura, y así la lista podría ser interminable. Pero aún así, lo más insultante desde el punto de vista del ser humano no es el dinero pagado por la escultura, sino el tiempo que se tardó en que diez personas pujasen por gastar una fortuna en ella, ocho minutos y por teléfono. Si unimos los niños que mueren por hambre y sed con los que mueren por enfermedades que tendrían fácil tratamiento, cada tres segundos muere un niño o una niña. 1..., 2..., 3..., ya está. En esos ocho minutos, mientras los poderosos se peleaban por ver quién daba más por un trozo de hojalata, murieron 160 pequeños totalmente desamparados. ¡Maldita sea! <br />
<br />
Por supuesto, Alberto Giacometti, el artista, no es responsable de nada, si acaso de que sus obras les parezcan geniales al mundo. Pero muy posiblemente, teniendo en cuenta la sensibilidad que se le supone para moldear un trozo de metal y conseguir que éste levante pasiones, estoy casi seguro que, de haber sabido lo que se iba a pagar por su escultura, y siendo consciente de la situación de los más desfavorecidos, la habría titulado 'El hombre que retrocede', porque es eso lo que estamos mostrando en tanto que humanos. No reniego del arte, hubiese preferido ser la escultura de Giacometti, siempre caminando como un nómada, ajeno a la vida e insensible a la muerte, como los que pujaron por ella.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-89124968196014445572010-02-03T12:39:00.000-08:002013-07-22T01:36:42.065-07:00La poesía es mágica<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXOg_Qt4lhUHTg9wd-u5yXkA-JgSaAo1E-vDqAE3d1U560L-8jEN7k3fCUjMsBRRLeE4VEJMgOv0cOCpMXIp7_hYVtLKjvka9WTMQR-e3dkzvN0Fnyjvd3lJB82s20-uMTgnRDfjbYEmSF/s1600/Hindu_M_Gandhi.gif" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXOg_Qt4lhUHTg9wd-u5yXkA-JgSaAo1E-vDqAE3d1U560L-8jEN7k3fCUjMsBRRLeE4VEJMgOv0cOCpMXIp7_hYVtLKjvka9WTMQR-e3dkzvN0Fnyjvd3lJB82s20-uMTgnRDfjbYEmSF/s1600/Hindu_M_Gandhi.gif" /></a></div>
Recientemente he leído en un prestigioso periódico dos noticias relegadas a la página 41, sección "Vidas y Artes", cuando en realidad, y por su importancia, debieran haber sido noticia de portada acompañadas de artículos de expertos que ofrecieran un largo análisis. En una de ellas el titular decía así: "Los Gates donan 7.000 millones a la OMS para vacunas". Y el texto íntegro de la noticia era el siguiente: "La Fundación Bill & Melinda Gates ha anunciado que donará 10.000 millones de dólares (7.000 millones de euros) en 10 años a la Organización Mundial de la Salud para vacunas. El objetivo es salvar a ocho millones de niños". <br />
<br />
La siguiente noticia se presentaba con el siguiente titular: "Premio Fronteras a la Universidad de Nueva York", y en el cuerpo completo de la noticia se leía: "El Instituto de Investigación de Desarrollo (Universidad de Nueva York) ha recibido el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA por identificar científicamente las carencias de la cooperación internacional a gran escala".<br />
<br />
Imagino que el director del medio tiene muy clara su línea editorial, y también que es perfectamente consciente de que para una noticia relacionada con la cooperación pueda ir en portada debe llevar aparejada, inequívocamente, una catástrofe de gran magnitud, de lo contrario hemos de dejar que sean el grueso del periódico y la propia actualidad, quienes marquen la pauta a seguir. Y esto es lo triste, que los seres humanos nos movamos por impulsos y no seamos capaces de mirar lo que tenemos a nuestro alrededor, de ver lo que tenemos muy cerca y atisbar lo que hay lejos para incluir, lo uno y lo otro, en nuestras diferentes listas de prioridades. <br />
<br />
No conozco a muchas personas que donen alegremente siete mil millones de euros para ningún tipo de causa solidaria, por eso no entiendo que el hecho de que alguien sí lo haga no sea motivo de fiesta periodística con formato de noticia principal. Tal vez la respuesta a este casi silencio informativo es que, los que piensan y deciden si merece la pena ser citada, entienden que como Bill Gates ya gana mucho dinero por su posición dominante en el mercado, lo menos que puede hacer es dar parte de sus beneficios a causas solidarias. Pero no es así, hay millones de personas ricas en el mundo que no distribuyen ni un céntimo de sus ganancias entre los más necesitados. Y también hay muchos más millones, la inmensidad de la población media mundial, que pudiendo dar algo, o simplemente pudiendo ayudar de cualquier manera, aunque no sea con dinero, no lo hace porque no lo siente, no quiere o, en la mayoría de los casos, se esconde tras los recurrentes "no doy nada porque no me fío de las ong’s" o "no doy nada porque quienes lo tienen que solucionar son los gobiernos".<br />
<br />
La otra noticia, la que se recoge el premio de la Fundación BBVA al Instituto de Investigación del Desarrollo de la Universidad de Nueva York por identificar científicamente las carencias de la cooperación internacional a gran escala, puede que fuera valorada bajo el prisma empresarial de "el que quiera publicidad que la pague", y como en este caso hablamos de un banco a lo mejor lo pensaron con más razón. Pero tampoco es así. Independientemente de la entidad que concede el premio, me parece de vital importancia que los lectores de prensa, y todo el mundo, sea consciente del fenomenal trabajo realizado por los investigadores norteamericanos y que, con los resultados de ese trabajo, los gobiernos del mundo se pongan manos a la obra para corregir una dinámica equivocada que parece no tener fin. Y por supuesto me encanta el hecho de saber que hay expertos científicos que se levantan por la mañana pensando en cómo ayudar a mejorar la Humanidad.<br />
<br />
Debemos ser capaces de empezar a resaltar en nuestras vidas las cosas que de verdad importan, como con buen criterio defiende el filósofo francés Edgar Morin en su artículo "Elogio de la metamorfosis", publicado precisamente en El País, el mismo periódico que en este caso ha optado por ningunear dos noticias de gran calado: "La orientación despliegue-repliegue significa que el objetivo ya no es fundamentalmente el desarrollo de los bienes materiales, la eficacia, la rentabilidad y lo calculable, sino el retorno de cada uno a sus necesidades interiores, el gran regreso a la vida interior y a la primacía de la comprensión del prójimo, el amor y la amistad". Y al leer esto me pregunto, ¿cómo es posible que un medio de comunicación, que ofrece una página completa a un pensador que escribe sobre la necesidad de la primacía de la comprensión del prójimo, luego menudee espectacularmente las noticias que no son otra cosa que el fruto de la línea de pensamiento de ese pensador? La respuesta en ningún caso debe ser causa de hostilidad contra el medio en particular, porque lo hacen todos, y yo como periodista también lo he hecho, sino que más bien hemos de empezar a darnos cuenta que es obligado dar un giro radical a lo que hasta ahora considerábamos importante para concentrarnos en una realidad que difícilmente acepta disquisiciones. <br />
<br />
En otro periódico, esta vez en El Mundo, he leído una entrevista de Antonio Lucas al poeta Francisco Brines, que vive retirado en un caserón familiar de Oliva (Valencia). El poeta manifiesta que defiende la poesía como un misterio "Uno habla desde dentro y se asombra de lo que encierra ese decir. Eso es la revelación. La poesía es mágica en tal sentido y convierte a quien la hace en un médium de sí mismo. El papel en blanco es un espejo al que uno se asoma para retratarse siempre, como un método de conocimiento, porque saca cosas de nosotros que desconocíamos por completo". Hagamos caso al poeta, sentémonos delante de un papel en blanco, convirtámonos en médium de nosotros mismos y escribamos todo aquello que tal vez ni sabíamos que llevábamos dentro en relación a los demás, a lo que creemos que podemos hacer, y sobre todo en relación a nuestro yo, el único con capacidad para decidir si queremos ser protagonistas de nuestra propia noticia sobre cooperación y ayuda solidaria y el tamaño que creemos que deben darle en los medios de comunicación. <br />
<br />
Gandhi dijo: "Tú mismo debes ser el cambio que deseas ver en el mundo". Hazlo ahora, en este preciso momento. Déjate llevar. La poesía es mágica.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-51054632825735921302010-01-30T11:57:00.000-08:002010-01-30T11:59:15.660-08:00Subida de adrenalinaRecientemente he tenido la oportunidad de ver un interesante documental sobre la construcción de montañas rusas y la necesidad de construirlas cada vez más altas y más rápidas. Al parecer estos artefactos son creados, más que para el entretenimiento, para provocar subidas de adrenalina en las personas que le piden algo más a la vida, que necesitan un estímulo que les haga salir de la rutina y les recuerde que están vivos. En este documental explicaban que una de las últimas en ser construidas, que había tenido un costo de alrededor de veinticinco millones de dólares, garantizaba algunas de las condiciones más extremas a las que un cuerpo humano puede ser sometido dentro de los límites de un parque de atracciones.<br /><br />Por propia decisión personal al haber nacido con tendencias adrenalínicas (ni siquiera sé si existe esta palabra), decidí desde mi más tierna infancia subirme en la montaña rusa más salvaje que existe, la de la vida, una montaña en la que sigo subido a pesar de que dicen los sabios que los años aplacan los ánimos. Vivir en una montaña rusa implica enfrentarte a subidas de vértigo, a veces rápidas, a veces demasiado lentas, y también enfrentarte a caídas que te dejan sin aliento y te recuerdan constantemente que la vida está en un continuo proceso de transformación. Llegar a pensar en la sola posibilidad de que mi vida fuera lineal, sin la adrenalina provocada por el estrés de ser yo mismo, me parecería un crimen contra mi propia esencia y mi razón de ser. <br /><br />Me encuentro rodeado de personas, todos lo estamos, que entienden que eso de las subidas de adrenalina hay que dejarlas para las esporádicas visitas a los parques de atracciones y que, en la vida, hay que centrarse en trabajar, aunque sea de manera constante y anodina, y dejarse de tonterías, que no está el horno para bollos. Y así nos va. Generación tras generación, repetimos los mismos errores y enseñamos a nuestros hijos a vivir centrados en la consecución de objetivos profundamente ridículos, si tenemos en cuenta que nos hemos auto impuesto el título de supuestos homos pensadores. Uno de esos errores, tal vez de los más graves, es el de asumir la teoría y práctica de la auto supervivencia como dogma de fe, como si pensar en los demás fuera simplemente un efecto colateral de nuestro paso por este mundo. Y otro error, el peor, es el de haber incluido en nuestra supuesta evolución la capacidad de ignorar, sin que nos afecte, todo aquello que no hacemos por los demás, como si hubiésemos construido un escudo protector en nuestra mente, y hasta en nuestro alma, que nos impidiera sentir el dolor ajeno a pesar de saberlo.<br /><br />Jeffrey Sachs, en su libro "El fin de la pobreza", escribe lo siguiente: "¿Cómo puedo creer, me preguntan muchas veces, que unas sociedades materialistas y volcadas hacia el interior como la de Estados Unidos, Europa y Japón pueden asumir un programa de mejoras sociales, máxime si éste se dirige a los más pobres del planeta? ¿Acaso las sociedades no son cortas de miras, egoístas e incapaces de responder a las necesidades de otras sociedades? Creo que no. Otras generaciones han triunfado a la hora de aumentar el alcance de la libertad y el bienestar humanos mediante una combinación de esfuerzo, paciencia y las profundas ventajas de situarse en el lado adecuado de la historia. Me vienen a la memoria tres grandes desafíos generacionales en los que se confirmaron los derechos de los pobres y los débiles. Estos tres ejemplos sirven de inspiración y guía para nuestra época: el fin de la esclavitud, el fin del colonialismo y los movimientos por los derechos civiles y contra el apartheid (...)".<br /><br />Tiene razón Sachs en su opinión basada en la defensa del optimismo a ultranza, esto es, a pesar de lo que parece a simple vista, en el fondo de todos nosotros, los alineados y los adrenalínicos, subyace una conjetura paradójica que nos hace ignorar a los demás y, al mismo tiempo, tenerlos en cuenta. El problema es que, a veces, para saber situarse en el lado adecuado de la Historia, sería conveniente mostrar un poco más de agilidad en las resoluciones porque, de lo contrario, nos encontramos con la cruda realidad de haber hecho lo correcto pero demasiado tarde. Y valgan para ello los tres ejemplos que él sugiere como inspiración, el fin de la esclavitud, pero después de años interminables de sufrimiento, humillación, familias rotas y muerte; el fin del colonialismo, pero después de años interminables de sufrimiento, humillación, familias rotas y muerte; los movimientos por los derechos civiles y contra el apartheid, pero después de años interminables de sufrimiento, humillación, familias rotas y muerte. Así, desde esta perspectiva de surrealismo positivista, también podríamos aludir al fin del exterminio judío, o a las matanzas de Darfur, o al genocidio por omisión que estamos cometiendo en África y con el resto de los pobres del mundo. Acabamos con la industrialización de la muerte en la Alemania nazi, pero después de años interminables de sufrimiento, humillación, familias rotas y muerte; parece que se va controlando a duras penas la situación en Sudán y que las matanzas de Darfur se van aplacando, pero después de años interminables de sufrimiento, humillación, familias rotas y muerte. Sin embargo el positivismo resulta difícil de aplicar al día a día de los que viven sin nada y mueren por nada, aquellos que, sin saberlo, esperan una reacción del mundo avanzado actual en la creencia de que, una vez más, y aunque sea tarde, sabrá situarse en el lado adecuado de la Historia. Pero no es así.<br /><br />Robert Kennedy dijo unas palabras que conviene traerlas a colación en estos momentos de dudas existenciales sobre la capacidad de sentirse humana de la Humanidad "Que nadie se sienta desanimado por la creencia de que no existe nada que un hombre o una mujer puedan hacer para combatir la infinidad de males en el mundo; la miseria y la ignorancia, la injusticia y la violencia. Pocos tendrán la grandeza de moldear la historia entera; pero cada uno de nosotros trabaja para modificar una pequeña parte de los acontecimientos, y el resultado total de todas esas acciones aparecerá escrito en la historia de esta generación. Es a partir de los innumerables y variados actos de coraje y fe como se conforma la historia de la humanidad. Cada vez que un hombre defiende un ideal, actúa para mejorar la suerte de otros o lucha contra una injusticia, transmite una onda diminuta de esperanza. Esas ondas se cruzan con otras desde un millón de centros de energía diferentes y se aventuran a crear una corriente que puede derribar los muros más poderosos de la opresión y la resistencia".<br /><br />Grandes palabras. Ahora seamos capaces de hacerlas realidad. En la montaña rusa de mi vida, la subida de adrenalina me la provoca saber que, mi obcecación por dar a conocer la existencia de la pobreza extrema, se ha convertido en un acto de fe. Posiblemente, si lo supieran los que acuden a los parques de atracciones en busca de emociones fuertes se pondrían de mi lado. Y si supieran lo que se puede hacer en África con los veinticinco millones de dólares que ha costado la montaña rusa en la que están subiendo, descubrirían lo que es una auténtica subida de adrenalina.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-24131125857893314732010-01-25T09:40:00.000-08:002010-01-25T09:43:10.323-08:00¡¡Váyase usted a la mierda!!Una colaboradora muy activa, y militante solidaria de primera línea, se encontraba vendiendo el librito El Safari de la Vida en una calle muy concurrida del centro de Madrid. Andaba para arriba y para abajo intentando que alguien le hiciera caso para explicarle, brevemente, el mensaje que estamos intentando transmitir sobre la ayuda urgente a África, y que esa ayuda comienza porque uno mismo sea consciente de la necesidad de hacer algo sin sentir que practica una decadente caridad. De pronto, nuestra entusiasta y valiente colaboradora se dirige a dos señores muy bien vestidos que pasaban junto a ella "Perdonen, ¿puedo hablarles un minuto sobre nuestra misión en África?". Uno de los señores se encaró con ella, visiblemente mal humorado, y le dijo "¡No moleste! ¿No ve que está interrumpiendo una conversación?". Entonces ella pidió disculpas aludiendo que no era su intención interrumpirles y que sólo quería mostrarles un librito con un mensaje solidario por África. Lamentablemente, de nada sirvieron sus disculpas, el señor estaba herido en lo más profundo de su ser por semejante falta de educación de interrumpir su conversación para enseñarle no sé qué de África. Y fue precisamente en ese momento cuando sacó a relucir lo mejor de nuestra evolucionada y avanzada civilización al contestarle a la chica: "¡¡Váyase usted a la mierda!!".<br /><br />Evidentemente, ni todo el mundo es igual ni todas las reacciones son tan escatológicamente despreciables, pero sí que, una desmesura de semejante calibre, permite que se pueda tener una pequeña idea de por dónde camina nuestra concienciación en lo que respecta a que los demás se mueran por nada mientras nosotros podríamos evitarlo fácilmente. Resulta verdaderamente incomprensible para una persona como yo, que ha vivido experiencias tremendamente dolorosas en el reino de la muerte fácil, el que a estas alturas alguien se pueda ofender tanto porque una voluntaria le pida un minuto de su tiempo para hablarle de los que más sufren. <br /><br />Seguramente alguien me podría decir que tal vez el ofendido señor estaba hablando de algo muy importante y reaccionó mal ante la interrupción. Y tal vez eso puedo llegar a entenderlo, pero cómo entender entonces a los que, sin necesidad de argumentar excrementos en su defensa, sino más bien todo lo contrario, te sonríen como si fueran ángeles celestiales, llegan al mismo punto de encuentro que el señor enfrentado a nuestra colaboradora. Es decir, lo mismo es que te manden al infinito pestilente o que te inviten a un café si, al final, el resultado es que involucrarse en ayudar a los que no entienden nuestra indiferencia se convierte en una pura quimera de lo absurdo, o en una paradoja de lo humano, que es peor.<br /><br />Parece ser, según cuenta Miguel Ángel Mellado en El Mundo, que hay un investigador próximo a los noventa años, de nombre Zecharia Sitchin, que afirma que unos extraterrestres del planeta Niburi llegaron a la Tierra hace 450.000 millones de años, año arriba o año abajo, porque habían descubierto oro. Como necesitaban mano de obra barata, para extraerlo hicieron algunas modificaciones genéticas en los monos pobladores de nuestro planeta, y así estuvieron hasta que acabaron prácticamente con todas las reservas del preciado mineral y se marcharon. Con la llegada del gran diluvio de hace 30.000 años desaparecieron las ciudades construidas por ellos, pero los obreros, nosotros, sobrevivimos y hemos conseguido llegar hasta los días presentes. <br /><br />La teoría de Sitchin puede parecer, como mínimo, una parida de novela barata de ciencia ficción, pero lo cierto es que el tipo ha conseguido vender millones de libros con ella. Y esto debe ser así porque lo que nos gusta es figurarnos la vida, imaginar realidades, o pseudo realidades paralelas, que entretengan nuestra mente de la evolucionada estupidez del vivir sin sentir la vida. Sin embargo, la realidad real, la no paralela, la que no se esconde tras las teorías, se ha enquistado en nuestros cerebros provocándonos la ceguera más destructiva, la de aquel que, viendo, se niega a ver.<br /><br />Negar lo que está pasando en África es de un nivel tan criminal como negar el Holocausto judío en el que los nazis industrializaron el exterminio. No darnos por enterados de que podemos y no queremos es también un grado avanzado de negación. Y no hacer nada alegando que no podemos, que no nos fiamos, que ya colaboramos de cuando en cuando o que eso es cosa del Gobierno, forma parte de la autoría punible.<br /><br />Tal vez, parafraseando a nuestro digno caballero que paseaba conversando apaciblemente por la capital de un Estado del primer mundo cuando una voluntaria solidario lo interrumpió, deberíamos irnos todos a la mierda, los que pensamos que se puede y se debe hacer algo por África, los que piensan que no quieren, no pueden, no saben o no contestan y, por supuesto, los propios africanos. Tal vez así el profesor Sitchin tenga una nueva teoría para vender otros cuantos millones de libros en otro planeta.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-60575602955590923682010-01-20T11:41:00.000-08:002010-01-20T11:44:20.221-08:00The time is nowMalcolm X, el conocido activista radical en la defensa de los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos, y tristemente muerto contra su voluntad, entendió que había llegado el momento de alzar la voz contra lo que era una flagrante dejación de funciones del Gobierno de la nación, por lo que emitió su propio grito de guerra: “¡The time is now!”. <br /><br />Tenía razón Malcolm X al plantear a la sociedad que el tiempo de buscar soluciones es ahora, y lo hizo para cerrar las bocas de aquellos que, instalados en el más puro racismo, clamaban a los cuatro vientos que todavía no había llegado el momento para que los negros americanos vivieran en igualdad de condiciones con los blancos. Al repasar las imágenes del líder negro en el momento en que dijo esta frase por primera vez, uno no puede evitar mirar sus ojos, la seriedad de su rostro y la fuerza con que transmitía un sentimiento de rabia mezclado con la impotencia que provoca la lucha en una causa tan surrealista como imposible.<br /><br />Han pasado muchos años desde que sus palabras dejaron sentado que, si hay que luchar por algo, ahora es el momento, no después. Allí, en la primera nación del mundo, la evolución hacia la normalización de la sociedad ha ido progresando desde entonces hasta llegar el punto en que, a pesar del racismo subyacente, incluso el propio presidente es también afroamericano. <br /><br />Los gritos de guerra de personas que dejaron huella en la Historia suelen ser por su trascendencia de utilidad pública, es por eso que yo ahora, en nombre de la causa africana, me apropio de lo dicho por Malcolm X para gritar bien alto que el tiempo de actuar es ahora, que ahora es el momento de decir basta y comenzar a dar soluciones a una masacre que se está dando en la peor de las circunstancias, la de ser ignorada a conciencia por quienes tienen en su mano resolverla.<br /><br />No tengo más remedio que revelarme ante quienes encuentran todo tipo de excusas para no hacer nada y, especialmente, contra aquellos que simplemente no quieren darse por enterados de que, si dejas que millones de personas mueran por nada, tal vez algún día la vida te pase factura. ¿Para cuando entendemos que vamos a ser algo más que solidarios con nuestros hermanos africanos? ¿Tal vez en el futuro cuando nos recuperemos de la crisis? ¿O resultará mejor si los dejamos abandonados a su suerte y cada uno en su casa y Dios en la de todos? En cualquier caso ya podemos ir comprando una buena libreta en la que apuntar el debe y haber de la cuenta de la vida en la que a nosotros, por pura casualidad, no por méritos propios, nos ha tocado el papel de banqueros y a los africanos el de simples números. <br /><br />Todo esto que escribo parece pura retórica que pasará desapercibida si no hago nada por evitarlo, por eso cada día me pongo manos a la obra y hablo con unos y otros intentando hacer que comprendan. A veces la gente me mira como si fuera el típico pesado que no sabe hablar de otra cosa pero, ¿acaso alguien tendría otro tema si alguno de sus seres más queridos estuviera en peligro de muerte y su salvación dependiera de la comprensión y colaboración de los demás? Por supuesto, soy consciente de que entre los miles de africanos que mueren cada día sin que fuera su hora no se encuentra mi familia más directa, pero me pregunto, ¿es un inconveniente para ayudar el hecho de que por quien me movilice ni sea de mi familia ni tenga mi mismo color de piel? <br /><br />De verdad, creo que todo esto es una locura. Pero ya no es sólo una locura saber que cada pocos segundos muere un niño de hambre o de enfermedades fácilmente curables, sino que la locura, la verdadera locura, radica en nosotros mismo, en nuestra inacción recalcitrante, en nuestro silencio insultante, en nuestra forma de vivir y dejar morir. Si lees esto quiere decir que tienes algún tipo de interés en buscar en el fondo de tu alma, por eso te pido, por favor, que repases tus valores vitales y medites un instante sobre si tu tiempo de actuar es ahora o prefieres seguir ignorando la realidad. En tus manos está hacer algo, sin importar tu edad, ni si tienes dinero, sólo hace falta que quieras gritar bien alto, aunque no sepas inglés ¡¡¡The time is now!!! Ahora actúa en consecuencia.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-79491163607220981532010-01-16T12:54:00.000-08:002010-01-16T12:56:26.288-08:00Una cosa o la otraAsistimos estos días a la catástrofe de Haití, y nos repele ver el desastre de cuerpos sin vida tratados como mercancía de desecho por palas y camiones tirando su contenido al vertedero de las políticamente correctas llamadas fosas comunes. Vemos el obligado pillaje de la población, desesperada por la nada sobre la nada, y resulta que es noticia el que alguien quite los zapatos a un muerto. Escuchamos que los gobiernos envían ayuda humanitaria, incluso que si queremos podemos dar nuestros dineros para financiarla, y nuestros corazones parece que se tranquilizan porque entre todos hacemos lo que hay que hacer. Nos muestran por televisión que alguien ha rescatado de entre los escombros a una niña después de cuatro días y el alborozo da la vuelta al mundo, como si con ello se asentase con más fuerza en nuestra conciencia la satisfacción del deber cumplido. <br /><br />Hay quien piensa que las grandes catástrofes muestran lo mejor del ser humano, pero también hay quienes piensan, entre los que me encuentro, que según donde sean esas catástrofes lo que verdaderamente se muestra es la tremenda y vergonzante hipocresía de la Humanidad, al menos de la Humanidad desarrollada. Lloramos por Haití justo ahora, cuando la Naturaleza tiene una falla, pero no hemos llorado cuando la que falla es la Humanidad. Justo un minuto antes del terremoto la miseria local era tan grande en el país que parecía estar escribiendo los titulares de prensa del día siguiente: “Devastador terremoto en el país más pobre de América”. Había pocos ojos mirando hacia Haití cuando el otro poder de la Naturaleza, el de la ruina total, mataba sin piedad a miles de personas por no disponer de un puñado de monedas para comer, para medicinas, ni tan siquiera para pagar a un médico que certifique que sin dinero no se puede hacer nada. Y es ahora cuando lloramos a Haití, cuando la fuerza mediática, impulsada por la brutalidad sísmica, ha colocado de nuevo en el mapa a un país que hace frontera con la muerte cotidiana.<br /><br />Resultará curioso ver como durante unos días, tal vez semanas, los informativos mantengan calientes las imágenes de las ahora inexistentes calles de Puerto Príncipe, pero pasados esos días las portadas irán cediendo espacio a la última hora de las cosas intrascendentes hasta que, llegado el momento, Haití pase a ser recordado solamente en los aniversarios ocupando su lugar en el ranking de catástrofes naturales. Triste miseria la nuestra, la de nuestras almas, la de nuestros espíritus, que diría el nuevo obispo de San Sebastián, que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Y como él, yo también afirmo que, sin quitarle peso al desastre, que lo es y de magnitudes desbordantes, deberíamos sentir pena también por nosotros mismos que, una vez más, no hemos sabido estar a la altura de las circunstancias por nuestra dejadez, esa que ahora da paso a los efímeros lamentos.<br /><br />Y con África pasa lo mismo que con el Haití anterior al terremoto y que con tantos otros lugares de la Tierra, abandonados de la mano de los desarrollados. Parece que necesitamos que las desgracias sean específicas, cortas y contundentes para que nuestros corazones se muevan, de ahí que cien, doscientas o trescientas mil personas muertas de repente bajo el peso de sus casas nos hagan sentir algo. Pero veinte mil vidas diarias de niños y niñas repartidas por diferentes países y sin el estruendo de los cascotes no son importantes precisamente por eso, porque mueren sin hacer ruido. Y nos da igual, no sentimos nada, vivimos en la indiferencia total cumpliendo lo mejor que podemos con nuestros inventados ciclos vitales de veinticuatro horas, en los que no queda tiempo ni sentimiento más que para nosotros mismos.<br /><br />Hace ahora poco más de un año que Timothy Garton Ash, catedrático en la Universidad de Oxford, escribió en El País: "Es evidente que el planeta no puede sostener a 6.700 millones de personas que vivan como lo hace la clase media actual en Norteamérica y Europa occidental, ni mucho menos los 9.000 millones previstos para mediados de siglo. O excluimos a una gran parte de la humanidad de los beneficios de la prosperidad, o nuestra forma de vida tiene que cambiar". Hemos de ser capaces de ver el desastre global al que nos encaminamos a toda velocidad y decidirnos por una cosa o la otra, la supremacía del más fuerte o la coexistencia de los seres humanos. Lamentable dilema.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-24326261803475428902010-01-11T11:01:00.000-08:002010-01-11T11:07:43.504-08:00Sucumbiendo a la codiciaLeo en las páginas de negocios de El País una más que breve entrevista a George F. Loewenstein (o a lo mejor Lowenstein, porque lo mencionan de las dos maneras), estudioso norteamericano especializado en la influencia de la psicología sobre la economía y sus derivaciones conductuales en los individuos. Cuando digo que esta entrevista, realizada por Borja Vilaseca, es más que breve, me refiero a que no es de recibo que el diario conceda dos o tres páginas a cualquier político del momento que no tiene nada, o casi nada nuevo que decir y, sin embargo, cuando tienen un erudito a tiro, incluso un presunto Premio Nobel de Economía, le dedican media página y con foto grande, no sea que diga algo interesante y la fastidiemos. Claro que, después de lo de Obama, el responsable de contenidos del periódico puede pensar que eso de Premio Nobel lo puede ser cualquiera, con lo que nada indica que un economista deba ser refrendado informativamente con más espacio. Tal vez si fuera una prostituta, y sus proxenetas pagaran por la publicidad, como pasa en éste, y en otros insignes diarios nacionales españoles, no habría problema en dedicarle más espacio, pero claro, qué digo yo, siendo un tipo que critica la codicia humana ya puede estar agradecido por el mero hecho de haber sido mencionado. Me puedo imaginar el cabreo del periodista cuando viera su entrevista perfecta resumida en una mera mención de relleno.<br /><br />En todo caso no es este un blog que pretenda la crítica periodística al periodismo, ni tan siquiera la constructiva, pero sí que en este caso ha lugar porque no es frecuente encontrar un "sabio" que entre a saco con algo tan deleznable, y tan habitual, como es la codicia. Tras definir la codicia como "el afán por desear más de lo que se tiene", advirtiendo que se trata de un "círculo vicioso que te lleva a perder de vista lo que de verdad necesitas", Loewenstein especifica que la codicia "nace de una carencia interior no saciada, y de la creencia de que podemos llenar ese vacío con poder, dinero, reconocimiento y, en definitiva, con un estilo de vida materialista, basado en el consumo y el entretenimiento". <br /> <br />Sin embargo el economista, en sus respuestas, deja bien claro que la codicia no es la causa ni el problema, sino que se trata sólo de "un síntoma del funcionamiento corrupto y perverso del sistema monetario sobre el que se asienta la sociedad occidental y, poco a poco, el resto de países y economías". Verdaderamente, uno después de tanto camino recorrido ya tiene una pequeña idea de lo que va la cosa, pero no deja de tener su enjundia que quien lo deje claro sea un experto en comportamiento económico, lo que no quiere decir que ni él ni yo tengamos razón. Eso sí, en caso de tenerla, se nos debería de quedar cara de estúpidos el leer que "hoy día, las leyes que rigen la economía fuerzan a los individuos a engañarse y estafarse unos a otros en la interacción que se realiza diariamente en el libre mercado". La mini entrevista a Loewenstein acaba con esta frase: "La verdadera riqueza y felicidad se genera al dar, no al recibir".<br /><br />Los que nos dedicamos a esto de movilizar conciencias en beneficio de la ayuda al desarrollo, deberíamos plantearnos contratar a este hombre para aprovechar su prestigio y conocimientos desde un punto de vista técnico, así quedaría claro que, además de lo puramente evidente, también podríamos demostrar lo académicamente evidente. Desear más de lo que tenemos no es solamente el día a día de nuestras vidas, sino que también lo insuflamos a nuestros hijos desde su más tierna infancia, convirtiendo ese círculo vicioso que nuestro experto menciona en la entrevista en una forma intrínseca de ser, es decir, no se trataría de un círculo vicioso en sentido estricto, sino que nuestra propia definición de humanos llevaría aparejada la codicia como característica fundamental, inalienable e inseparable del homo pensador. Siguiendo la directriz del comportamiento observada por Loewenstein, la creencia de que el tótem del poder, el dinero y el reconocimiento nos hará felices también interiormente vendría a resultar una especie de delirio incrustado en nuestro cerebro, con el paso de generaciones de humanos estúpidos, que mejor hubieran hecho quedándose en una versión más simiesca sin necesidad de erigirse, ni posturalmente ni, tampoco, como líderes de la Creación, la Evolución o cualquier otra acción que permitiera haber llegado hasta el momento presente.<br /><br />De no ser por el tremendo sufrimiento que conlleva, tendría su gracia que un día le pudieran dar el Nobel de Economía a un individuo que predica que la codicia viene dada por el funcionamiento corrupto y perverso del sistema monetario. Curioso parecer. Ahora resulta que no hay ninguna duda de que el sistema económico que está implantado a nivel planetario es corrupto y perverso, pero sin embargo nos sometemos a él como si nuestras vidas dependieran de ello, y es porque realmente dependen, de eso no hay duda. Entonces, ¿qué ha sido del homo pensador?, ¿cómo podemos considerarnos avanzados respecto de otras especies si ellas se dedican a vivir y nosotros a creer que vivimos?, ¿dónde queda entonces la retórica de ser humano, de ser persona, de dar amor o de compartir, aunque sea simplemente por intentar llenar ese vacío que nos deja nuestra vida estéril de acumulación descontrolada de cosas materiales?<br /><br />Loewenstein cree, posiblemente de corazón, más allá de sus estudios, que la verdadera riqueza está en dar, no en recibir. Y desde luego es así, o debería serlo. Pero no conozco muchas personas que pongan en práctica esa teoría en toda su extensión. La codicia está tan ligada a la indiferencia que resultaría prácticamente imposible saber dónde acaba una y empieza la otra. Queremos más de lo que necesitamos para vivir. Hipotecamos nuestras vidas por cuatro paredes minúsculas teniendo millones de kilómetros de campo abierto. Vivimos para trabajar, y trabajamos para rodearnos de cosas que supuestamente nos deberían hacer tener una vida mejor, de no ser porque apenas tenemos tiempo de disfrutarlas. Pero de entre todas estas cosas, y otras mil que se podrían escribir sobre los efectos de la codicia, la peor es cuando sometemos ésta a la fuerza de la indiferencia, es entonces cuando nos damos cuenta que la mayor parte de la Humanidad vive miserablemente y nos da lo mismo. Como no tenemos tiempo, ni ganas, dejamos que a nuestra codicia y nuestra indiferencia se le una un instinto básico de nuestro yo más animal, el de la supervivencia. Que cada cual se las arregle como pueda. Incluido el amor, a nosotros mismos y a los demás, un sentimiento que parece no tener cabida en un mundo que definitivamente está sucumbiendo a la codicia.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-5633142289171225182010-01-07T10:44:00.000-08:002013-07-22T01:30:12.221-07:00La luz de una vela<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipQMwqKvfHohygbKVJCgJ7aaXk94Tr6xvu0JZ3zr13QEvytFx-hjpKlOKBJgFOuh-zZjDnXIhH6DdNuI4HYVyMAdYOUsBJj75YIjbsFpOfTuDDATwn7pdXqRtqB3qJUc3XRbrRarJK2wXs/s1600/vela.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipQMwqKvfHohygbKVJCgJ7aaXk94Tr6xvu0JZ3zr13QEvytFx-hjpKlOKBJgFOuh-zZjDnXIhH6DdNuI4HYVyMAdYOUsBJj75YIjbsFpOfTuDDATwn7pdXqRtqB3qJUc3XRbrRarJK2wXs/s200/vela.jpg" width="200" /></a></div>
Prem Rawat, también conocido como "Maharaji", viaja llenando auditorios alrededor de todo el mundo, desde hace 40 años, llevando un mensaje sobre la posibilidad que tiene cada persona de encontrar la paz en su interior, sin importar sus circunstancias (<a href="http://www.lapazesposible.tv/">www.lapazesposible.tv</a>). En una conferencia que dio en la ciudad de Quito (Ecuador), dijo lo siguiente: "Para ti un milagro es que empiece a salir leche de la pared. Para mí, eso es un problema, no un milagro. Así es. Si ocurre que sale leche de la pared en cualquier otro lugar, es un milagro. Si es en tu casa, sobre tu cama, es un gran problema. ¿Acaso no pasa así en tu casa? Cuando de pronto empieza a salir agua de la pared, ¿a quién llamas? ¿A un sacerdote, o a un fontanero? Llamas a un fontanero. ¿Por qué? Porque sabes que no es un milagro, sino un problema. El milagro es tu existencia. El milagro es tu vida. El milagro es la dicha que reside dentro de ti. El milagro es la paz que danza dentro de ti. Comprende y siente".<br />
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Este hombre, que hizo su primera aparición pública a los 3 años, y que ha hablado en los foros más importantes del mundo, tiene la firme convicción de que la solución a todos los problemas está dentro de nosotros mismos, mientras que nosotros, testarudos, nos esforzamos en buscar mil y una soluciones en cualquier otro lugar menos en nuestros corazones. Verdaderamente el esfuerzo que realiza es sobrecogedor, porque son cientos de miles de personas las que le han escuchado y se han convencido de sus palabras, poniendo en práctica algo tan sencillo y a la vez tan complicado.<br />
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Sin embargo, cuando uno ve las noticias, puede llegar a pensar que los esfuerzos de Maharaji, y de otros tantos como él, no son más que ilusiones utópicas que no conducen a nada o, a lo sumo, que sus beneficios solo alcanzan a una mínima parte de la población. Debería ser un tanto descorazonador saber que, tras cuarenta años predicando la paz, cada vez hay más guerras, más odio y más violencia. Es más, uno puede pensar que, de ser el señor Maharaji, casi sería mejor pensar en ir dedicándose a otra cosa porque el negocio de la paz está inmerso en una verdadera crisis, incluso la paz en sí misma sería víctima de una crisis conceptual sin precedentes. Y puestos a ironizar, hasta cabría la posibilidad de tener que ser victima propiciatoria de un psicoanalista que supiera explicarnos cómo es posible que cuanto más hablemos de paz más se remueva la guerra.<br />
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Evidentemente, puestos en ese plan, nadie haría nada por nadie, ni la Humanidad tendría la más mínima posibilidad de regeneración porque, sabedores de que cualquier mínima iniciativa que intentase mejorar la convivencia estaría condenada al ostracismo desde su concepción, nos llevaría a no producir ideas solventes que, como mínimo, nos recordasen que algo de humanos hemos de tener. La idea de Maharaji no es mala, si una sola persona se encuentra a sí misma buscando en su interior, e insta a los demás que tenga a su alrededor a que hagan lo mismo, en un plazo de tiempo razonable habrá un número indeterminado de personas que reconozcan la existencia de la paz interior y quieran extrapolarla a su exterior más próximo. Y si esa actitud se replica constantemente, podría darse el caso de que una cierta parte de la Humanidad no sea partidaria de la violencia para resolver los problemas, ni los suyos ni los de los otros, y ese sí que sería un gran primer paso.<br />
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En la misma línea podríamos poner la consideración de la viabilidad de la ayuda al desarrollo. Cada vez son más personas las que me dicen que ellas harían algo pero que, finalmente, lo ven como una tarea tan imposible como intrascendente, porque el impacto de su pequeña aportación no es nada si lo comparamos con la magnitud del problema. Y esto, lamentable y ciertamente, es así. Aunque no conozco personalmente a Maharaji, creo estar en disposición de decir que, a buen seguro, él tampoco compartiría una opción de búsqueda de la paz interior que se tradujera en una simple acción espontánea o, peor todavía, en una aportación monetaria para que fueran otros los que busquen nuestra paz interior por delegación. Más bien él diría que el proceso de búsqueda es algo que lleva su tiempo, su paciencia y su constancia, todo ello con una inquebrantable fuerza de voluntad y convicción de conseguir aquello que nos hemos propuesto. Y eso es también lo que hay para la ayuda al desarrollo, no se trata de hacer una acción puntual anual que alivie nuestras almas, o donar sin tan siquiera preocuparnos de lo que se hace con lo que donamos. Lo que cuenta es la acción directa, la implicación real en lo que queremos hacer y el convencimiento pleno de que queremos hacerlo. <br />
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Definitivamente, si estamos firmemente convencidos de que podemos hacer algo conseguiremos hacerlo, y será ese convencimiento el que nos lleve a convencer a otros para que sean nuestros compañeros de viaje o inicien su propio el suyo propio. Una sola persona puede hacer que otra sea también capaz de visualizar el problema y ponerse manos a la obra para intentar solucionarlo. Y si se ha convencido a uno se pueden convencer a cien, y si esos cien convencen a cien cada uno, y así sucesivamente, pronto serán millones los que quieran hacer algo. <br />
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Voy a poner un ejemplo menor que resulta aplicable incluso en tiempos de crisis, sobre todo si nuestro generoso Gobierno, y el resto de los Gobiernos de la Unión Europea, quisieran colaborar ajustando sus legislaciones tributarias. En España vamos camino de los cincuenta millones de habitantes. Si uno de esos habitantes convenciera a otros cinco para hacerse cargo, cada uno de ellos, de una familia africana necesitada enviándoles directamente cien euros mensuales. Si a su vez cada uno de esos cinco convenciera a otros cinco, y cada uno de los veinticinco resultantes convenciera a otros cinco, insisto, implicándose en ello nuestro propio Gobierno con apoyo en la reducción de impuestos y publicidad institucional, nos encontraríamos con una economía de escala que nos llevaría en menos tiempo de lo que podríamos imaginar a que habría un millón de ciudadanos militantes solidarios. Y si, por poner un techo, cada uno de los que componen ese millón convenciera a otros cinco para hacer lo mismo, con los cinco millones resultantes, ni uno más ni uno menos, estaríamos resolviendo la papeleta vital de alrededor de cincuenta millones de africanos, porque la media familiar no es menor de diez individuos. Incluso podríamos destinar cinco de esos cien euros mensuales a cinco diferentes organizaciones no gubernamentales de reconocida solvencia, un euro para cada una de ellas significarían cinco millones de euros mensuales, o lo que es lo mismo, un infinito mundo de posibilidades de solucionar problemas tan urgentes como vitales. <br />
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Os imagino pensando que me he vuelto loco si me he llegado a creer que cualquiera de vosotros, no ya cinco millones de personas, estaría en disposición de enviar directamente cien euros mensuales a una determinada familia africana con nombres y apellidos. Y os doy la razón, puede que definitivamente esté loco y no tenga solución, pero también hay que pensar que la cordura imperante en la sociedad actual no está dando mucho resultado que digamos, y me podría remitir para corroborarlo hasta cuatrocientos años o quinientos años atrás con motivo de las colonizaciones. De seguir así más pronto que tarde nos encontraremos con más de lo mismo pero aumentado a la enésima potencia, es decir, los africanos morirán inexorablemente y decenas de millones de ellos no tendrán más remedio que invadirnos en busca de una solución que consideran se encuentra dentro de nuestras fronteras, o al menos eso es lo que les muestran los diferentes canales internacionales de televisión.<br />
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Resulta obvio concluir que, de casi cincuenta millones de personas en España, no sería imposible encontrar cinco millones para las que cien euros mensuales no signifiquen un agravio en su economía, y más si, como he apuntado anteriormente, el Gobierno colabora disminuyendo su presión fiscal para esos voluntarios solidarios dispuestos a hacer lo que ninguna institución oficial se ha atrevido a hacer hasta ahora. Si esa misma política se aplicase en el resto de países de la Unión Europea y, entre los más ricos y los más pobres se pudieran reclutar ochenta millones de personas solidarias que aportasen cien euros mensuales, de los cuales cinco van para cinco organizaciones no gubernamentales, la cifra resultante sería tremendamente escandalosa. De hecho nos daríamos cabezazos contra la pared por no haber iniciado esta medida mucho antes, porque ochenta millones de personas pueden solucionar la vida de diez cada una de ellas, que multiplicado son ochocientos millones. Si tenemos en cuenta que en el continente africano hay unos novecientos millones de personas, y que alrededor del cuarenta por ciento no necesitan ayuda directa, resultaría que todavía sobraría dinero para aplicar esta política solidaria a la creación de infraestructuras necesarias para el transporte, la sanidad, la educación y la vivienda. Todo ello sin olvidar que destinamos cinco euros mensuales a cinco organizaciones no gubernamentales, con lo que cada una de ellas obtendría la nada despreciable cifra de ochenta millones de euros al mes, más que suficiente para lograr sus objetivos de una manera eficaz y contundente. <br />
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Con esta teoría, en menos de cinco años se habría dado un vuelco total a la penosa situación en África, porque el estado del bienestar daría paso a la cultura necesaria para evitar la absurda supervivencia de la corrupción más despótica que se pueda imaginar. Lo mismo pasaría con la mayor parte de las supuestas guerras étnicas, cuyos diseñadores son empresas transnacionales con intereses tan espurios como miserables. <br />
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¿Sabéis lo más curioso de todo esto? Que para conseguirlo hay que meditar llegando a imbuirnos totalmente de la potencia lumínica que puede llegar a tener la luz de una vela. La ayuda al desarrollo es como la oscuridad más total en medio de la noche en campo abierto, no se puede ver nada si miramos cerca, cuanto menos si miramos lejos. Si, en esa oscuridad total, encendemos una vela, ésta iluminará todo lo que esté a nuestro alrededor, pero también su resplandor podrá ser visto muchos kilómetros más allá. De eso se trata, de que lleguemos a asumir que somos como una vela, aparentemente carente de ninguna propiedad cuando se encuentra apagada, pero con la posibilidad de servir de guía para muchos cuando está encendida. Antes de acostarte hoy, por favor, medita sobre la luz de una vela.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-11259480354186707322010-01-04T11:21:00.000-08:002010-01-04T11:27:21.715-08:00El alquimista del marketingHace no tanto tiempo tuve infinidad de ocasiones de comprobar como mi amigo, compañero y socio, el desaparecido Joaquín Luqui, tenía la misma costumbre que yo con respecto a los periódicos. Les echábamos un vistazo rápido y recortábamos aquellas páginas que contenían algo que nos pudiera interesar. Después, con más calma, leíamos los recortes y los clasificábamos en nuestros respectivos archivos según la temática y el interés. Pero había un punto que nos diferenciaba, yo, además, señalaba aquellas partes del texto con frases dignas de ser tenidas en cuenta, bien por la inspiración literaria de su autor o bien porque encerraban ideas cuyo contenido pudiera servirme para algún trabajo posterior.<br /><br />Después de muchos años sigo con la misma costumbre y sin poder evitar acordarme de Joaquín cada vez que lo hago, sobre todo porque, muchas veces, comentábamos lo cada vez más difícil que resultaba encontrar algo verdaderamente interesante y, sobre todo, que el contenido resultara inspirador al comprobar que su autor ha sabido ver más allá de la noticia o del tema comentado. Precisamente por eso es por lo que, ahora, me parece justo mencionar un artículo de Carlos Salas publicado en la sección Mercados, del periódico El Mundo, bajo el título: "De cómo el café nos dio una lección mundial". En todos estos años de coleccionista de artículos interesantes no recuerdo haber marcado tantas frases como en este artículo de Salas, incluso el título de mi propio artículo proviene de una frase suya. <br /><br />Carlos narra una visita que realizó en 1996 a EEUU y su encuentro con la ahora emblemática cadena de cafeterías Starbucks. Casualmente, el establecimiento donde había hecho un alto en el camino resultó ser la tienda más antigua del grupo, que por aquél entonces ya estaba diseminado por un buen número de ciudades americanas. Una empleada le comentó que esperaban abrir 2.000 nuevos establecimientos antes de fin de siglo, lo que evidentemente hizo sonreír a Carlos al comprobar que los americanos estaban descubriendo nuestra forma de tomar café.<br /><br />Según cuenta en su artículo, al regresar a España de su viaje la cosa sirvió de coña entre sus amigos porque no parecía tener mucho futuro una iniciativa que servía el café en vasos de cartón, en establecimientos con suelo de moqueta, sin el ruido de fondo de las tragaperras ni de la televisión con el fútbol y, por si fuera poco, costando el triple que nuestro tradicional cafelito. Y dicha coña, por supuesto, continuó al anunciar después la empresa su desembarco en España.<br /><br />Como quiera que ahora Starbucks es una realidad contrastada en muchas ciudades españolas, y ya nadie se ríe de la visión de la empresa, es donde Carlos Salas entra a saco a analizar cómo es posible que alguien pueda triunfar con un producto tan de sobra conocido como el café, cobrando el triple y con una puesta en escena tan diferente del gusto español, y así escribe: "Para empezar, Starbucks no vende café. Vende una experiencia. Porque la gente que entra en esas cafeterías no va a tomar café sino a reflexionar sobre el sentido de la vida... El café es una excusa para encontrar la verdad interior".<br /><br />En la misma línea Carlos trae a colación el genial invento de Nespresso, ya saben, las cafeteras que anuncia el guaperas de George Clooney y que han resultado ser otro éxito de ventas, tanto de las cafeteras como de los cartuchos donde el café va comprimido y sin los cuales las cafeteras no funcionan. "Tanto Starbucks como Nespresso", afirma Carlos, "han dado un giro insólito a un producto que estaba delante de nuestras narices desde hace cuatro siglos". "...Desde entonces, se ha preparado de mil formas, y se pensaba que lo importante era el café. Ahora resulta que lo importante es la palanca que mueve el café, y lo que hay alrededor, el ambiente". Y esto lo remata el autor del artículo magistralmente añadiendo "Está claro que en el primer mundo estamos tan sobrados de todo que lo importante ya no es la cosa, sino lo que rodea a las cosas".<br /><br />Este para mí tremendo artículo, que desgrana una de las lecciones empresariales más grandes de nuestro tiempo, bien podría aplicarse, salvando las distancias, a otro producto que también "estaba delante de nuestras narices" desde hace más o menos tiempo que lo está el café: la cooperación al desarrollo en el tercer mundo. Imaginemos por un momento que apareciera una nueva forma de ayudar que, en lugar de consistir únicamente en dar dinero regularmente a las ong, fuera una verdadera experiencia, algo que nos hiciera "reflexionar sobre el sentido de la vida", algo que, al hacerlo, nos sirviera de "excusa para encontrar la verdad interior". Imaginemos que, aunque al tercer mundo se le ha ayudado "de mil formas", pensando que lo importante era la ayuda, "ahora resultase que lo importante es la palanca" que mueve esa ayuda, "y lo que hay alrededor, el ambiente", porque, y repito por lo trascendente de la frase, como escribía Carlos "en el primer mundo estamos tan sobrados de todo que lo importante ya no es la cosa, sino lo que rodea las cosas".<br /><br />Tal vez si dejamos de pensar en el café, o en este caso en los que necesitan la ayuda, y buscamos una forma en la que nos impliquemos nosotros mismos y pasemos a ser parte activa de la solución; tal vez si al hacerlo reflexionamos sobre el sentido de la vida, de nuestra vida, y buscamos esa verdad interior que nos dé una razón sobre el hecho real de nuestra dejación de funciones como seres humanos; tal vez, entonces, podamos empezar a cambiar las cosas y a frenar el genocidio que a diario se comete apoyado en nuestro silencio.<br /> <br />Carlos Salas termina su artículo escribiendo "La gran lección que hemos aprendido del café es que la idea que tenemos de cualquier producto o servicio puede ser alterada por un alquimista del marketing y convertida en la salvación de una industria". Posiblemente los que se encuentran al borde de la muerte por falta de agua, comida, medicamentos o atención médica, lo que primero necesiten es que en el primer mundo aparezca un alquimista del marketing que nos haga sentir nuevas experiencias ayudándoles. Y tal vez aparezca pasado mañana. Lo malo es que, mientras tanto, mañana ya habrá sido demasiado tarde para otros dieciséis mil niños.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-67205842075467177672010-01-02T02:27:00.000-08:002010-01-02T02:29:28.776-08:00Subvenciones caprichosas sin fronterasEl periódico El Economista titula de la siguiente forma una información de Alejandra Ramón: "El Gobierno impone el capricho en su política de subvenciones". A continuación, la periodista, partiendo de lo publicado en el B.O.E., hace un breve recorrido por quince subvenciones que denomina como "curiosas" y entre las que se encuentran, por ejemplo, los 28.810 euros para la asociación de Gays y Lesbianas de Zimbabwe; 800.000 euros para el programa de mejora del ejercicio de los derechos sexuales reproductivos del Ministerio de Salud de Nicaragua; 700.000 euros para el fortalecimiento de la Policía Nacional de Nicaragua; 270.000 euros también para fortalecimiento, pero en esta ocasión de la Cámara de los Diputados de la República Dominicana; 56.200 euros para la Red de mujeres chocoanas de Colombia aplicables a la "promoción de la seguridad de las mujeres en ciudades latinoamericanas en dos ámbitos de actuación: incidencia en políticas públicas y experiencia socio-territorial"; 113.225 euros para la Fundación Hijos del Maíz de Perú; 40.000 euros a la Asociación de Trabajadores e Inmigrantes Marroquíes en España para sensibilizar a la población inmigrante marroquí contra las drogas; o los escandalosos 2.426.100 euros a la ejecución del programa Ibermedia para desarrollo de proyectos de cine americano de la Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de Iberoamérica. <br /><br />Alejandra, la autora de esta más que interesante información, hace una equivalencia sobre el hecho de dar dineros públicos españoles a terceros países, o a colectivos extranjeros en España, cuando esos mismos dineros hacen falta en nuestro país precisamente para los mismos criterios con que son donados a otros. Evidentemente, no es difícil estar de acuerdo con la periodista porque, se mire por donde se mire, y estando como estamos, no podemos andar regalando enormes cantidades de dinero a troche y moche a no ser que fuera para causas fundamentales. <br /><br />Y ahora, dicho todo esto, me gustaría que hiciéramos un pequeño ejercicio de imaginación si el dinero de las subvenciones de los 15 únicos ejemplos que cita el diario El Economista, que sumado viene a ser alrededor de cinco millones de euros, en lugar de gastarse allá o acá en gays de Zimbabwe o en proyectos de cine iberoamericano, se gastara en proyectos de cooperación al desarrollo en África, o donde sea que haga falta. Con ese dinero, y siguiendo criterios constructivos africanos en lugar de las barbaridades de precios que se manejan en España, se podrían construir más de mil pozos de agua, o cientos de viviendas sociales, o decenas de escuelas primarias o de formación profesional, o también decenas de centros de salud, o tres grandes hospitales. Y si lo aplicamos a conceptos de mucha más urgencia, le podríamos dar de comer a más de cien mil personas en campamentos de refugiados durante tres meses, o vacunar a cerca de un millón de niños, o regalar sobre dos millones de mosquiteras. <br /><br />Está claro que los gays y lesbianas de donde quiera que sean tienen derechos, y las mujeres chocoanas, y los hijos del maíz, y los policías de Nicaragua, y los diputados de la República Dominicana, y por supuesto los cineastas iberoamericanos, pero no hay ningún derecho que pueda estar por encima del derecho a la vida, es por eso que va siendo hora de reclamar a nuestros políticos algo más que prudencia, porque de lo que se trata es de coherencia.<br /><br />Alejandra Ramón, la periodista de El Economista, ha dado en el clavo con su información, y eso que solamente ha citado quince ejemplos, no quiero ni imaginar el montón de millones de euros que se tienen que ir en conceptos inconsistentes por un miserable, como dice ella "capricho" en la política de subvenciones del Gobierno. Deberíamos hacer algo al respecto, callar y mirar para otro lado es lo que hemos hecho hasta ahora y así nos va. Y así le va al mundo.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-60874669706846959752009-12-28T15:46:00.000-08:002009-12-28T15:48:21.639-08:00Del nasciturus blanco al niño negroSe ha celebrado en Madrid, con gran éxito de participación, la Fiesta de la Sagrada Familia donde, como su nombre indica, la llamada a la consagración familiar como motivo de vida era algo más que un objetivo, tal vez una razón de ser. El Cardenal Arzobispo de Madrid, Monseñor Rouco, afirmó en su homilía que: "El derecho a la vida<br />del niño, todavía en el vientre de su madre –del "nasciturus"–, se ve lamentablemente suplantado en la conciencia moral de un sector cada vez más importante de la sociedad, y en la legislación que la acompaña y la estimula, por un supuesto derecho al aborto en los primeros meses del embarazo".<br /><br />Hasta aquí estoy de acuerdo con Rouco, es más, no seré yo quien le lleve la contraria en este asunto, y esto es así porque soy de los que piensan que, efectivamente, el nasciturus es un ser vivo desde el mismo momento de la concepción, por lo que el aborto voluntario no es otra cosa sino la eliminación de un ser humano. Es más, creo que debería existir un movimiento que defendiera que nuestra edad real es a partir de ese mismo momento de la concepción, así seríamos más conscientes de que nuestra vida empieza justo nueve meses antes de lo que en realidad creemos.<br /><br />No creo que el debate sobre el derecho a la vida del nasciturus tenga razón de ser porque, incluso hablando de ciencia, y no de religión ni convicciones morales, lo cierto es que la unión de un hombre con una mujer puede provocar un embarazo, y el embarazo es un periodo en el que una mujer tiene un ser vivo en su interior desde el primer momento, desde el primer segundo. Muchos pensarán que se trata solamente de una bolita minúscula inanimada, pero en realidad de lo que se trata es de uno de los hechos más grandes de la Naturaleza, puesto que esa supuesta bolita lo que contiene es una carga inimaginable de material genético de ambos progenitores, y de toda la estirpe de estos desde el principio de los tiempos. <br /><br />Estoy de acuerdo con el derecho a la vida del no nato, y por ello no tengo inconveniente en hacerlo público. Pero con la misma fuerza que defiendo este planteamiento he de defender igualmente el derecho a la vida del ya nacido, del que ha sido parido, del que mira a su alrededor y descubre la parte del mundo en que le ha tocado vivir. Y cuando miro a mi alrededor no veo que tenga mucho problema si lo que quiero es defender el derecho a la vida del ya nacido blanco, o para ser más preciso, nacido de cualquier color pero en el Primer Mundo. Sin embargo, y aseguro que pongo mucha atención, no veo que la defensa del ya nacido negro, y en África, genere el mismo tipo de polémica que el no nacido blanco. <br /><br />Supuestamente, el que defiende el aborto, a pesar de no reconocer la existencia ni derecho alguno del nuevo ser en los primeros meses del embarazo, no debería tener inconveniente para defender la vida del ya nacido. Y lo mismo pasa con el que está en contra del aborto. Pero he aquí que asistimos impasibles a una debacle, de proporciones apocalípticas, por la que cada día mueren miles y miles de ya nacidos africanos, sin que se tenga constancia de ningún enfrentamiento civil en los países avanzados entre los mismos que defienden y rechazan el derecho a la vida del no nacido. <br /><br />El sufrimiento de África debería ser nuestro dolor, pero no es así. Unos clamamos contra una ley y otros la celebran, unos a favor y otros en contra del no nacido, a favor de la mujer dirían estos últimos, pero ni unos ni otros somos capaces de exigir al Gobierno una ley que defienda a los ya nacidos africanos, más que nada porque eso nos queda lejos. Abortar, en todo caso, es una responsabilidad de quien aborta, y también de quien lo consiente. Pero no hacer nada por los que han nacido, condenados a muerte por nuestra dejación, es una responsabilidad colectiva por la cual algún día la Historia nos pasará factura.<br /> <br />Benedicto XVI, en conexión en directo con la Fiesta de la Sagrada Familia, manifestó: "Este testimonio cristiano, sereno y firme, es el mejor que podemos dar a nuestros semejantes". Pues eso digo yo, demos ejemplo a nuestros semejantes, unámonos todos los ahora enfrentados y hagamos algo. O aunque no nos unamos, pero hagamos algo, porque del nasciturus blanco al niño negro no hay más que un parto.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-20449143594542862332009-12-23T13:04:00.000-08:002009-12-23T13:05:52.894-08:00Los estados transitorios de la felicidadUna desconocida amiga, lo cual puede venir a ser casi una paradoja, me ha felicitado la Navidad deseando que dicha felicidad no sea solamente un estado transitorio, sino más bien una forma premonitoria de recibir el acontecer que está por llegar.<br /><br />No cabe ninguna duda de lo efímera que puede llegar a ser una felicitación de no ser porque el que la realiza, y el que la recibe, ambos dos, lleguen a una especie de acuerdo no hablado, ni escrito, sobre el deseo real de que esa circunstancia jovial del espíritu encuentre un camino más allá del contexto en que fue realizada. Así, mi desconocida amiga, sin duda me desea que estos días navideños compongan, con toda su ternura, el preludio de una felicidad duradera. Y lo acepto. Y admito que así sea. Y se lo agradezco, porque no debe haber sentimiento más puro que el que pretende tu felicidad sin conocerte.<br /><br />Ahora bien, cuando me pongo trascendental empiezo a darle vueltas a las cosas y busco explicaciones más profundas sobre lo que, en este caso, puede ser un estado de ánimo conocido como felicidad, porque la felicidad como tal no existe, sino que hemos de ser nosotros mismos quienes le demos patente de existencia al acercarla o alejarla de nuestras vidas. Felicidad puede ser vivir bien, o tal vez mirar alrededor nuestro y ver que no estamos tan mal, o conocer a alguien que nos llena sin saber porqué, o incluso tener dinero, y si ha llegado de improviso dicen que la sensación es inenarrable. Felicidad puede que sea querer y saberse querido, vivir en un sitio que nos gusta o viajar sin tregua hasta desear el regreso a nuestras propias raíces. Incluso es posible que felicidad sea llevar una vida de escándalo y arramblar con todo lo que se mueva. No sé, nunca he conocido a nadie que sea verdaderamente feliz, no podría concretar. Puede que hasta yo mismo sea feliz y no lo sepa, porque ya no deseo, y eso, según los budistas y gente así, es la aproximación a uno mismo y de ahí al nirvana, que debe ser como un orgasmo cósmico prolongado a perpetuidad, aunque si no sé lo que es la felicidad menos todavía me voy a meter en camisas orientales de once varas.<br /><br />Pero me pregunto, después de tanta divagación, si se puede ser feliz sabiendo que no se está haciendo absolutamente nada porque las cosas cambien, aunque sea minimamente. Porque hacer que las cosas cambien no es un imposible llamado utopía, sino que debería formar parte intrínseca de nuestro ser en tanto que humanos. Y las cosas que tienen que cambiar empiezan dentro de nosotros mismos, ya que de nada sirve lamentar lo lejano si nuestro yo cercano es deprimente con la naturaleza misma de nuestra razón de ser. <br /><br />Yo no puedo ser feliz mientras un solo niño o adulto tenga que estar condenado cuando no debería ser así, ni puedo ser feliz cuando compruebo que transformamos el sufrimiento de los que sufren en molinos de viento y nos reímos de quien lucha contra ellos. No puedo ser feliz al ver que, un año más, nos damos al despilfarro del becerro de oro y cerramos nuestro corazón a intromisiones consideradas tan ilegítimas como incómodas. No puedo ser feliz cuando sé, porque lo he visto, que África llora. Y lloran también otros tantos en el mundo sin ser africanos, pero tocados del mismo mal.<br /><br />La felicidad es algo extraño. Soy feliz porque una amiga desconocida me desea que sea feliz. Soy feliz por muchas cosas de mi vida que se supone dan felicidad. Y soy feliz porque, por fin, me he dado cuenta de lo estúpido que es ser feliz sin tener derecho a serlo. Más vale tarde que nunca. Debe tratarse de alguno de los estados transitorios de la felicidad.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-61397222775712739682009-12-20T12:50:00.000-08:002009-12-20T12:51:58.856-08:00La insoportable levedad del ser... humanoSábado 19 de diciembre de 2009. Una amiga me envía un sms: "Pon tele5". Como quiera que casualmente estaba cerca del mando a distancia del televisor hice caso a mi amiga y conecté Tele5, que en ese momento estaba retransmitiendo el programa La Noria con Jordi González como presentador. Se trataba de una entrevista al conocido presentador Jesús Vázquez y, en la primera parte de la misma, resaltaron su faceta de embajador de buena voluntad de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). <br /><br />Evidentemente, nadie puede relatar mejor la desesperación que se vive en los campos de refugiados que aquellos que la han visto en directo, como es el caso de Jesús Vázquez. Y así, durante el desarrollo de esa parte de la entrevista, muchas personas pudieron recibir un mensaje claro y directo sobre la necesidad real de actuar cuando la realidad supera a la ficción.<br /><br />Lamentablemente, mientras Jesús Vázquez estaba contando sus vivencias en lugares donde la vida se confunde con la muerte con facilidad insultante, los responsables del programa pasaban continuamente rótulos en pantalla anunciando que, a continuación, Belén Esteban iba a contar cómo le había cambiado la vida gracias a la cirugía estética. Y, por si fuera poco, también se daban paso a sms en los que, si bien algunos se solidarizaban con el mensaje de Vázquez, muchos de ellos lo que hacían era piropearlo diciendo lo "bueno que está".<br /><br />Ambas actitudes, la de la cadena de televisión por su poca sensibilidad anunciando la entrevista a una vividora del cuento, mientras su entrevistado habla del dolor y la muerte, y la de algunos espectadores con sus mensajes inoportunos y fuera de lugar, nos demuestran que estamos a años luz de conseguir el objetivo supremo de la sensibilización, que no es otro que convencer a los afortunados y equivocados habitantes del Primer Mundo de la urgente e imperiosa necesidad de equilibrar un poco la situación con los más desfavorecidos. <br /><br />En el momento en que escribo este artículo, casi podría escribir un libro sobre las reacciones negativas de muchas personas a las que se les ofrece el librito El Safari de la Vida y rechazan comprarlo por los motivos más peregrinos. Algunos se parapetan tras la crisis aludiendo que, en estos momentos, no pueden pagar cinco euros. Otros dicen no leer nunca. Otros que no merece la pena porque no se puede hacer nada. Otros son partidarios de que los africanos se busquen la vida y otros alegan que ya les ayudan el Gobierno y las instituciones internacionales. Y así hasta el infinito, con lo que no es de extrañar que Belén Esteban sea más importante que los miles de niños que mueren cada día, digo bien, mueren cada día víctimas de hambre, sed y enfermedades perfectamente curables. Y tampoco es de extrañar que algunas personas se fijen más en el mensajero que en el mensaje, anteponiendo lo "bueno que está" a lo bueno que es lo que está diciendo.<br /><br />Afortunadamente, también se podría escribir otro libro con las reacciones positivas de otras muchas personas que sienten, que les duele el dolor ajeno, que no entienden por qué las cosas están como están y que quieren hacer algo para aliviar su impotencia, una impotencia sobrevenida por la dejación de los gobiernos del mundo y por la triste cultura de la insoportable levedad del ser... humano.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-81209892869982729802009-12-16T12:19:00.000-08:002009-12-16T12:29:03.836-08:00Sobre lo incomprensibleHace tiempo, en una visita a Addis Abeba, la capital de Etiopía, recordé un magnífico reportaje publicado en El País Semanal por Jaime López, con unas también magníficas fotografías de Tomás Abella. El reportaje se titulaba “El milagro del agua”, y narraba el increíble cambio que puede suponer en las personas el hecho de disponer de una fuente de agua en un entorno que no diste de su aldea más de unos pocos kilómetros. El hecho de tener que ir andando cada día las mujeres a por agua (porque casi siempre son ellas), tardar dos horas en llegar, gastar una más en hacer cola y otras dos horas en regresar hace que sea inimaginable el acceso a ningún tipo de educación, por no mencionar otro tipo de males derivados. Un simple pozo de agua potable a media hora de su casa modificaría todo el esquema organizativo de vida.<br /> <br />Pero no es sólo el problema de la distancia contra el que hay que luchar, las sequías crónicas e intensas hacen que la vida allí sea un milagro constante a pesar de que, como menciona en el reportaje el señor Korei, funcionario del Ministerio de Recursos Hídricos etíope, "ni siquiera estas sequías explican la dificultad de la población para acceder al agua potable. La cantidad de aguas subterráneas y en superficie es suficiente para suministrar agua potable a toda Etiopía. Lo que pasa es que sólo se aprovecha el 2,5% de ella". El autor del reportaje hace hincapié en que esas aguas de superficie incluyen el 86% del caudal del Nilo, el río más largo del planeta y que, incomprensiblemente, riega el quinto país más pobre del mundo.<br /><br />¿Alguien puede explicarse por qué, habiendo el agua que hay, nadie hace nada por remediar tecnológicamente el problema y se sigue permitiendo que mueran por inanición miles y miles de personas y que otras tantas vivan en condiciones infrahumanas? ¿Tan complicado es realizar canalizaciones del Nilo para abastecer a la población y regar los cultivos impidiendo los efectos de las grandes sequías? ¿Tan difícil es hacer una política de localización de aguas subterráneas y perforación de pozos para solucionar el problema del día a día de millones de personas? Sin ir más lejos, yo conozco en España varias personas que son capaces de encontrar agua con un par de palitos en la mano o con un simple péndulo, y no se suelen equivocar, es decir, que no hace falta una inversión millonaria en sofisticados equipos tecnológicos para empezar a solucionar el gran problema de Etiopía. Y si de lo que se trata es de averiguar dónde está el agua del Nilo, hasta yo sería capaz de hacerlo sin palitos, ni péndulo ni nada, porque cada vez que he estado junto a él me he quedado impresionado por su majestuosidad, es decir, que no es un pequeño riachuelo que pase desapercibido.<br /><br />Lo más curioso de este triste asunto del agua es que en África, en todo África, hay tanta abundancia de agua que, a poco que se empeñen, podrían hacer trasvases a la zona sur de España. Sin embargo los africanos se ven abocados a padecer las lamentables consecuencias de su escasez, de no poder abrir el grifo y ver que el agua que tienen de sobra fluye porque, para colmo, si es que fluye no es potable, fruto también de una nefasta, o más bien inexistente política de gestión de recursos hídricos. ¿Cómo es posible que el continente sea tremendamente rico en ríos super caudalosos y nadie, digo nadie, haga por utilizar los miles de millones de litros de agua dulce que van al mar en beneficio de los que tanto la necesitan? Y eso por no mencionar los meses continuos de lluvias torrenciales que, de guardarla, dejarían agua suficiente como para aborrecer su ingesta.<br /><br />La búsqueda de culpables africanos en realidad no entrañaría mucho problema, conozco personalmente tantos ministros que no saben dónde tienen su mano derecha que difícilmente serían capaces de encontrar soluciones aunque las tuvieran delante de las narices. Por supuesto, también conozco a algunos jefes de esos ministros que, por motivos que escapan a mi humana comprensión, no entienden, o no quieren entender, que si sus ministros son incompetentes deben cambiarlos y, de paso, irse con ellos por mantenerlos en el puesto sin resultados patentes, excepto en su cuenta corriente (la de ambos). Y conozco técnicos africanos, muchísimos, que ya perdieron toda esperanza de ser escuchados para aportar sus soluciones basadas en la ciencia que sus Estados les mandaron estudiar para nada.<br /><br />Pero si culpables son los políticos africanos de no ser capaces de aprovechar sus propios recursos, no menos culpables son los políticos europeos, España incluida, que continúan entregando cantidades ingentes de inútiles prebendas que se pierden en los pozos sin fondo de aquellos que, sin escrúpulo alguno, no pierden el sueño viendo morir a su gente mientras ellos se bañan en las cristalinas aguas del dinero de Europa. Y por si fuera poco ahora, además, vamos a ir preparando unos cuantos miles de millones de euros para que los países pobres se adapten ante la amenaza del cambio climático. ¿Alguien cree que esos fondos se van a utilizar para lo que en principio, y con buena e inocente fe son destinados?<br /><br />África no necesitaría ayuda exterior si fuera capaz de utilizar sus recursos, pero para eso hace falta que alguien diga basta y que no se deje atemorizar por las voces que se levanten con acusaciones de neocolonialismo. Un país europeo, por ejemplo España, y sobre todo ahora que tiene de presidente a José Luis Rodríguez Zapatero, un hombre con muchos errores pero con un indiscutible sentido de la cooperación, puede dejarse caer en dos o tres países africanos al mismo tiempo y transformarlos de arriba abajo en un plazo de tiempo tan corto que resultaría insultante el no haberlo hecho antes. Y si España hace eso, y cada país de la Unión Europea hiciera lo mismo, y de paso convencemos a Obama de que a sus compatriotas por parte de padre hay que hacerles el trabajo en lugar de dárselo para que lo hagan ellos, entonces habremos acabado con el problema de África de una vez por todas. Esto es así de simple. No hay trampa ni cartón, sólo sentido común.<br /><br />En todo caso, no lo olvidemos, encontrar soluciones para África pasa por conocer el terreno y saber lo que se necesita y cómo se necesita. Los Gobiernos del Primer Mundo creen que los parámetros por los que se mide África son los mismos que los de Europa o Estados Unidos, y digo esto porque, a la vista de lo que están haciendo desde hace décadas, han de tener esa distorsión de la realidad muy metida en la cabeza. Resulta curioso que, cuando estás en África, las cosas se pueden hacer por muy poco dinero, pero cuando ves los proyectos que se presentan en Bruselas para hacer en África te puedes echar a temblar por lo elevado de los mismos. Tanto es así que con la diferencia entre lo que la Unión Europea cree que cuestan las cosas en África, y paga por ello, y la realidad de lo que verdaderamente cuestan, se podrían hacer tantos pozos de agua o conducciones y trasvases como para dar por solventado el problema a nivel continental. <br /><br />Tristemente ridículo, pero cierto, y sobre todo incomprensible.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-4647211672033916162009-12-13T15:44:00.000-08:002009-12-13T15:48:44.939-08:00El Test de la MuerteHay una empresa que ha tenido una idea verdaderamente original y que está haciendo furor en la red, se llama El Test de la Muerte, (www.test-de-la-muerte.com) y su razón de ser es darnos una fecha aproximada del año de nuestra muerte tras hacer un sencillo test de 10 preguntas. Cuando haces el test puedes ver una lápida donde se escribe tu nombre y fecha de nacimiento, mientras que para tu supuesta fecha de defunción los números van corriendo sin parar hasta que no pagues, naturalmente, ya todos sabemos, por vía de película de vaqueros, que "la muerte tiene un precio".<br /><br />Las preguntas no son difíciles y, como el propio nombre de la empresa indica, se responden tipo test marcando alguna de las casillas con algunas opciones de respuesta posibles. "¿Cuál es tu peso y altura? ¿Con qué frecuencia haces ejercicio? ¿Cómo calificas tu día a día en lo que a estrés se refiere? ¿Cuántas horas duermes habitualmente? ¿Con qué frecuencia haces controles médicos de salud? ¿Fumas? ¿Cuántas bebidas alcohólicas tomas por día? ¿Cuántos de tus familiares directos tienen o tuvieron enfermedades cardiacas? ¿Desayunas con regularidad? ¿Tú o alguien de tu familia ha sufrido de depresión?".<br /><br />Con solo contestar a estas preguntas, y tras pagar con sms, podremos saber cuántos años nos quedan de vida y qué hemos de hacer al respecto, aunque para que nadie se llame a error, no sea que se gaste lo poco que le quede en una juerga romana y luego no se muera, la empresa responsable de la web comunica que: "Los resultados se calculan de acuerdo con un algoritmo aplicado a las respuestas del usuario y no constituyen una base científica". Esto me parece fenomenal que lo adviertan para evitar malos entendidos y mosqueos innecesarios.<br /><br />Por otra parte, una empresa diferente, The Last Email (www.thelastemail.com), se anuncia como depositaria del último email que enviaremos una vez que ya estemos muertos, es decir, que si contratamos su servicio ellos guardarán nuestro último email (con fotos, música, vídeos o cualquier cosa virtual que se nos ocurra) y lo enviarán a las direcciones que hemos dado de antemano (por supuesto, porque si estamos muertos no les podemos dar nada). <br /><br />En la sección "preguntas" de su web podemos leer: "¿Por qué debería subscribirme a este servicio?", a lo que ellos responden: "El Ultimo Email es el único servicio online y seguro que permite guardar sus "pensamientos" y "últimas palabras" para las personas que ama, sabiendo que serán enviados solamente después de su muerte. Es mucho más eficiente, práctico, personal y flexible que escribir una carta y dejarla con su abogado como parte de su testamento. El Ultimo Email le permite dejar un último email personalizado para aquellos que se quedan atrás...".<br /><br />Más adelante la empresa nos recuerda que "Como todo servicio web, le permite que sus emails sean editados, alterados o eliminados a cualquier hora (24/7), desde cualquier parte del mundo, manteniendo su contenido totalmente actualizado. Todo lo que usted necesita es conectarse a Internet". Esto es muy importante porque, dependiendo de las copas que uno se ha podido tomar cuando está de viaje en cualquier lugar del mundo, simplemente accediendo a Internet nos garantizamos que, a nuestra muerte, los que se queden se van a enterar de lo que de verdad pensábamos de ellos.<br /><br />Finalmente, la empresa añade: "El servicio de El Ultimo Email no substituye a su testamento. Es simplemente una manera de expresar sus sentimientos para sus seres queridos después de su marcha. Una pequeña cantidad es cobrada anualmente para poder garantizar la continuidad y calidad de nuestro servicio". Al contrario que la primera empresa que nos da la fecha de nuestra muerte y no le importa cuando sea porque ya les hemos pagado, esta otra procurará desearnos lo mejor porque, como es evidente, al cobrarnos por años les interesa que vivamos cuantos más mejor.<br /><br />Cualquiera de estas dos ideas me parecen muy buenas, la primera porque incita nuestro morbo y la segunda porque ofrece un servicio verdaderamente novedoso cuya exclusiva hasta ahora sólo tenían los notarios, a los que también podemos dejar un sobre con nuestras voluntades póstumas que nada tengan que ver con el testamento.<br /><br />Sin embargo, y ya que este blog trata de temas africanos, no deja de resultarme curioso que seamos capaces de gastarnos el dinero, poco o mucho, eso no importa, aunque sean nada más que unos céntimos, en dejar que una máquina nos calcule el año de nuestra muerte con la misma base científica que podría tener, por ejemplo, un mandril con un bolígrafo y un calendario en la mano. Seríamos capaces de hacer el "Test de la Muerte" para los miles de niños, niñas y adultos africanos que mueren cada día por inanición o por enfermedades de fácil curación? ¿Qué nos responderían si les preguntásemos las mismas cuestiones del Test? ¿Qué interés podría despertar en ellos semejante cuestionario cuando ya no recuerdan la última vez que se llevaron algo sólido, o líquido, a la boca? Tal vez en lo que sí estarían de acuerdo es en saber la fecha de su muerte, pero no el año, sino el día y la hora, porque vivir como viven muchos de ellos es igual que morir en vida, por lo que, si es que se ha de morir, mejor morir en muerte, que se sufre menos.<br /><br />Lo que sí que creo necesitarían aquellos cuya vida pende de un hilo, son los servicios de la segunda empresa, la de El Último Email, porque si de lo que se trata es de dejar un mensaje para la posteridad nadie mejor que ellos para recordarnos, desde el otro mundo, que pudimos hacer algo para evitar su muerte y no quisimos, o los ignoramos, que es peor que no querer. Y sería éste un email que nos acompañaría el resto de nuestras vidas (si es que la máquina de la primera empresa nos permite que sea larga), y martillearía nuestras cabezas al mostrarnos nuestra verdadera cara, la de personas que creen estar por encima del bien y del mal, cargadas de exigencias sobre nuestros derechos adquiridos e impasibles ante tamaño y descomunal genocidio diario.<br /><br />Yo prefiero que la muerte me sorprenda, lo veo como más interesante. Y también prefiero no tener nada que decir una vez muerto, si es que en vida no fui capaz de hacerme entender y conseguir remover las conciencias lo suficiente como para pasar a la acción.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-59144845876591592802009-12-06T04:47:00.000-08:002013-07-22T01:26:09.007-07:00Tupperware y TaperSex, ¿por qué no TaperÁfrica?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4b-1QDWIXztjlQimO_ypwllpWOHxSam_RYicbd_jpx8ekFDpesNmIaQaoXjKbJqbe3PkuY4hqQLsPmQoxzVtpmOwSp-FRP6MntAVmKqIdQ5ynuH8VGiDhfaDq_c1-t_6nmtk2F-_iQqvH/s1600/tapersex.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4b-1QDWIXztjlQimO_ypwllpWOHxSam_RYicbd_jpx8ekFDpesNmIaQaoXjKbJqbe3PkuY4hqQLsPmQoxzVtpmOwSp-FRP6MntAVmKqIdQ5ynuH8VGiDhfaDq_c1-t_6nmtk2F-_iQqvH/s1600/tapersex.jpg" /></a></div>
En 1948 tuvo lugar en un hogar la primera demostración de la ahora conocida marca de productos Tupperware (<a href="http://www.tupperware.es/">www.tupperware.es</a>), unos recipientes de plástico que se cierran herméticamente y conservan los alimentos durante más tiempo. Estas demostraciones en las casas resultaron ser mucho más productivas que la venta en comercios, porque era necesaria una buena explicación que concienciase a las entonces amas de casa (hoy también amos), de las excelencias de los productos Tupperware.<br />
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Con el tiempo estos productos también están presentes en los establecimientos comerciales, pero su sistema de venta estrella por demostración sigue totalmente vigente en millones de hogares, tanto que en su web la empresa asegura que ¡¡cada dos segundos se realiza una Demostración Tupperware en el mundo!!<br />
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Sólo en España, donde la empresa está presente desde 1966, existen 5.000 "Demostradoras Tupperware" que se encargan de vender los productos, con lo que nos podemos hacer una pequeña idea del potencial de venta que puede llegar a generar el sistema.<br />
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Como quiera que en castellano la marca Tupperware se adaptó a nuestra forma coloquial de hablar (así somos los españoles), en poco tiempo pasó a ser conocida como "Taper", y con el advenimiento de los chinos, que lo copian todo, cualquier recipiente de plástico que sirva para conservar los alimentos, aunque estos se pudran por la mala calidad de dicho recipiente, también tenemos por costumbre llamarle "Taper". Es más, nunca he oído a nadie referirse a ellos como "voy a los chinos a comprar recipientes herméticos de plástico", sino más bien "voy a los chinos a comprar unos taper".<br />
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Aprovechándose de la denominación coloquial de la marca Tupperware, ahora Taper, y sobre todo de su sistema de ventas por demostración, otra empresa española, al parecer con notable éxito, pensó que igualmente hay artículos para las amas de casa (y los amos), que necesitan una buena explicación sobre sus propiedades y que, al mismo tiempo, requieren algo de intimidad para su compra y, a partir de ahora, un buen grado de complicidad. Esta empresa, que en España se llama Tapersex,aunque posiblemente su alcance también sea mundial (www.tapersex.es)se dedica a vender "juguetes" sexuales con el sistema de venta por demostración en los hogares, organizando reuniones con varias amigas que reciben convenientemente explicaciones sobre los ilimitados usos y resultados de consoladores y otros elementos por el estilo. Evidentemente, esto ha significado un gran salto cualitativo para los chinos, que son los que fabrican dichos artículos, porque así ya no tienen que esperar en sus tiendas a que vengan los clientes (como pasa con los taper), sino que son los propios clientes los que se los venden unos a otros en la inviolable intimidad de sus domicilios.<br />
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Llegados a este punto, donde hemos comprobado que el sistema de ventas por demostración parece tener más que comprobada su utilidad, quisiera plantear una nueva "empresa" que se denominase "TaperÁfrica", a través de la cual nos dedicásemos a organizar reuniones en nuestros hogares buscando dar a los asistentes las mejores explicaciones sobre el continente negro y todo lo que encierra. Claro que, si finalmente decidiéramos hacer esta empresa, tendríamos que pensar cual de las dos opciones nos convendría más, si la de emprenderla con un evidente objetivo crematístico o, por el contrario, con la solidaridad como telón de fondo.<br />
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En el primer caso haríamos una mezcla de Tupperware y Tapersex cuyo resultado nos proporcionaría, por un lado, unos magníficos beneficios mentales al ser herméticos ante lo que pasa cada día en África y no dejar que el olor de la muerte injusta y evitable inunde nuestras vidas y, por otro, podríamos plantearnos viajes charter para hacer turismo sexual con personas que están tan desesperadas que no tendrían inconveniente en "jugar" sexualmente con nosotros a cambio de un mínimo estipendio.<br />
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En cambio, si adoptamos la opción de la solidaridad en nuestra nueva visión TaperÁfrica, veremos que reunirnos en casa con amigos y amigas para hablar de África e intentar buscar soluciones (aunque nos parezcan mínimas), nos llevará a un punto de partida en nuestras vidas que tal vez habíamos olvidado, y es que vinimos al mundo para "ser humanos", y saber que estamos asistiendo a un genocidio masivo por dejación no solamente nos aleja de nuestra condición de humanos, sino que nos asimila con la peor de las bestias.<br />
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Fuera de ironías con la cuestión "taper", lo cierto es que no sé si seremos capaces de reunirnos en nuestras casas para intentar gestionar, de una manera coherente, nuestra aportación a los que nos necesitan con urgencia vital, pero lo que no debemos olvidar es que cada dos segundos en el mundo se celebra una demostración de Tupperware para aprender a conservar mejor nuestros alimentos, y no parecen existir datos estadísticos de cada cuántos segundos se celebra una de Tapersex para aprender a disfrutar del sexo. Sin embargo sí sabemos que en África cada ¡¡tres segundos!! muere un niño, o un adulto, qué importa, y lo hace sin necesidad de haber comprado recipientes protectores de alimentos porque, de lo que ha muerto, es precisamente de la ausencia de éstos. Y mueren tantos porque, en la búsqueda de una mínima posibilidad de supervivencia de la estirpe de cada familia, no tienen más remedio que reproducirse indiscriminadamente, nada más lejos de los placeres sexuales. <br />
Por lo que más quieras, empieza hoy mismo a organizar tus propias reuniones de TaperÁfrica, o como demonios le quieras llamar, pero haz algo, el Universo te contempla.<br />
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*Quiero aclarar que no tengo nada contra estas dos empresas ni he querido manifestar en este artículo una opinión desfavorable hacia ellas, de hecho de la primera soy cliente desde hace años y de la segunda estoy viendo cómo hacerme. Simplemente las he tomado de ejemplo porque su sistema de ventas resultaría enriquecedor si lo incluimos en nuestras vidas para promocionar la ayuda urgente a África.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5408279717109529282.post-67068883625554472482009-12-03T08:53:00.000-08:002009-12-03T09:25:29.989-08:00COMPRA UNA ESTRELLA, O LA LUNALa compañía Global Star Registry, visible en la red en http://www.globalstarregistry.com (al final de la página web se encuentra un enlace en castellano), desarrolla un modelo de negocio de lo más original, se dedica a vender certificados en los que queda reflejado el nombre que el cliente ha querido poner a una determinada estrella. Es decir, esta empresa permite que, cuando miremos al cielo, sepamos que uno de esos puntitos luminosos que se aprecian en la inmensidad del Universo lleva nuestro nombre y ahora ha pasado a llamarse Estrella Paquita de la constelación Carlitos. <br /><br />En su página web, en la sección de preguntas y respuestas, se puede leer textualmente: “¿Mi estrella será mía exclusivamente? Por completo. Los nombres de las estrellas serán archivados y registrados solo una vez. El nombre de la estrella se archivará en la Bóveda de Inscripciones y se anotará en un libro inscrito en las oficinas de la propiedad intelectual de los Estados Unidos de América”. Como es fácil deducir con la respuesta de la empresa, una vez tengamos el certificado podemos estar seguros de que, digan lo que digan los demás (como canta Raphael), esa estrella es nuestra y solo nuestra. <br /><br />Sin embargo otra pregunta curiosa dice así: “¿Será utilizado por los astrónomos el nombre de mi estrella? No. Los científicos utilizan coordenadas astronómicas para identificar y ubicar las estrellas. No es posible poseer realmente un objeto estelar, pues nadie [o todo el mundo, según sea su punto de vista sobre el tema,] tiene derecho de propiedad sobre ellos. Las estrellas son, en esencia, enormes esferas de gas incandescente situadas a billones de kilómetros de nosotros, ¡así que el derecho de propiedad sobre ellas no resulta viable en ningún caso!”. Esta otra respuesta de la empresa nos deja definitivamente tocados, si es que nuestra verdadera intención era apropiarnos de una estrella por una módica cantidad de dinero, porque ya nos hacen ver que el que crea que compra una estrella es medio tonto.<br /><br />Dependiendo del “Kit Estelar” la compra de una estrella nos puede costar entre 73 y 135 euros, pero si compramos “grandes cantidades” afirman que nos pueden hacer un buen descuento, con lo que si tenemos algunos ahorros hasta podemos llegar a sentirnos los amos del Universo.<br /><br />Desde luego, no cabe ninguna duda de que la idea de “vender estrellas” es buena desde un punto de vista comercial, porque lo que nos plantea en realidad es que compremos algo que, cuanto menos, resulta curioso. Además, ¿cuántas veces uno ha comprado cosas por capricho que después no resultaron tener ninguna utilidad y ni tan siquiera nos gustaban? Seguro que nuestra casa, y nuestras vidas, están llenas de objetos curiosos pero inútiles, de momentos y acciones interesantes pero estériles, por lo que tampoco pasa nada del otro mundo (bueno, del otro mundo sí es porque se trata de estrellas) por comprar una estrella, o incluso el “Kit Estelar Par de Estrellas” por 135 euros, que incluye lo mismo que el “Kit Estelar” básico pero por duplicado. <br /><br />Llegados a este punto algunos de vosotros podréis pensar que el que compra una estrella, cuando la propia empresa le advierte que “no resulta viable en ningún caso”, debe tener algún problema mental, por lo que será mejor que, los que creen tener los pies en la Tierra, decidan comprar algo más concreto, como por ejemplo una parcela en la Luna, o en Marte, o tal vez en Venus. Y así lo está haciendo desde hace tiempo con relativo éxito la empresa Agente Lunar, http://www.agentelunar.com , que nos ofrece la posibilidad de ser propietarios de nuestro propio trozo de Luna, con certificado de registro y todo, por una módica cantidad, tan módica como 33 euros de nada por el paquete básico, lo que nos da acceso a nada más y nada menos que a la propiedad de 1.000 metros cuadrados de suelo lunar. Si necesitamos más espacio, por un pequeño esfuerzo de 66 euros obtendremos la propiedad de 4.000metros cuadrados, además de 1 copia del autógrafo de Neil Armstrong (el primer humano en la luna), lo que hace más valiosa la compra dependiendo del valor que le queramos dar a las copias de autógrafos. Y si nos desmelenamos del todo y decidimos invertir a lo grande, por 99 euros, lo que cuesta el Paquete Lujo, seremos propietarios de una parcela lunar de 10.000metros cuadrados, nos darán también una copia del autógrafo del astronauta y, ni más ni menos, que un trozo de meteorito venido del espacio. <br /><br />Naturalmente, como toda buena empresa que se precie, al menos de las que se dedican a vender la Luna, también nos ofrecen la posibilidad del paquete de lujo 3x2, con lo que por 198 euros conseguiremos tres porciones de terreno lunar por el precio de dos o, como la propia empresa sugiere, uno puede tener su parcela en la Luna y mandar a la suegra a Marte. <br /><br />No debe ser tampoco mala cosa esta de vender parcelas fuera de la Tierra, incluso creo que yo mismo voy a montar una empresa que se dedique a vender humo por si pica alguien. Mientras tanto, mientras nos comemos el coco en decidir la próxima estupidez en que nos vamos a gastar el dinero, mucho más cerca que la Luna, o que Marte, o que Venus, y por supuesto mucho más cerca que las estrellas que desde ahora pueden llevar nuestro nombre, se encuentra el continente africano. Suelo decir a todo el mundo que África existe porque yo mismo la he visto, pero a veces es bastante difícil convencer a cualquiera de esa realidad, porque lo cierto es que preferimos seguir mirando a las estrellas y embobarnos con la majestuosidad de la Luna llena antes que darnos cuenta de lo que hay a nuestro lado y lo que podemos hacer al respecto. <br /><br />Recuerdo que los medios de comunicación dieron bastante cobertura a todo esto de la compra de estrellas y parcelas lunares, y lo hacían de una manera simpática, como encantados de informar de una idea tan absurda como comercial. Pero no consigo recordar que, a continuación, nadie mencionara nuestra tremenda estupidez pseudo humana por darnos a semejantes acciones cuando, las mismas organizaciones que supuestamente sostienen los vendedores de estrellas, como por ejemplo Médicos sin Fronteras, nos dicen que con cantidades mucho más pequeñas de lo que cuesta el “Kit Básico” podríamos salvar no sé cuántas vidas.<br /> <br />Éste es el primer artículo de mi blog africano. No pretendo ser cordial ni caerle bien a nadie, más bien todo lo contrario, si como periodista ya se supone que soy un canalla, como periodista militante solidario aspiro a ser mucho más que eso, un mercenario de la comunicación al servicio de los que no tienen para comprar parcelas en la Luna, ni tan siquiera tienen fuerza para sostener su cabeza el tiempo suficiente como para contemplar las estrellas.Javier Bledahttp://www.blogger.com/profile/13539435991278951291noreply@blogger.com